viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz año nuevo ^^

Se cierra el telón de este año. Se abre el telón de uno nuevo cargado de diferentes sensaciones.
Feliz año nuevo. Feliz 2011.

[Porque la vida es como un teatro]

sábado, 25 de diciembre de 2010

Tic-tac

Desde siempre, desde que era un niño que no sabía el significado de la palabra "tiempo" en su totalidad, desde que no sabía que era algo impreciso, algo que realmente no es real, desde entonces me han gustado los relojes. De todo tipo, de pared, de muñeca, digitales, de bolsillo y sobretodo analógicos. Cada vez que podía compraba un reloj diferente al anterior. Y conforme me fui haciendo mayor obtuve cada vez más. Por otro lado, conocí a la mujer más hermosa y dulce que podáis imaginar y bueno, mi afición por los relojes disminuyó, pero aún así conservé todos los relojes que tenía hasta entonces. Dediqué mi vida a ella, y como quién tiene una vida normal, nos casamos y tuvimos nuestro primer hijo.
Todo se torció, nuestra paz, nuestra felicidad, el día en que Daniel, nuestro hijo, de ojos negros y pelo castaño, de piel pálida como su madre y nariz puntiaguda como la mía, ese niño al que quise creo que incluso más que a mi mujer murió atropellado con quince años. No, la vida no tenía sentido, solo me quedaba el recuerdo y... ¿su reloj despertador de metal? No sé por qué me interesó más conservar ese reloj que cualquiera de sus objetos personales, y sin dudarlo me deshice de todo cuanto pude hasta dejar la habitación vacía, aunque ahora esté destinada a guardar todos los relojes que tengo, hasta entonces guardados en el garaje sin apenas espacio para nada. Mi mujer... bueno, se podría decir que no fue la misma desde entonces y aquí me encuentro, reflexionando sobre una vida larga pero que se me hace corta.

-Hola, cariño.-Mi mujer llega de hacer algunas compras. Sigue hermosa, pero su mirada está cargada de pesar y mi corazón siente que esa mirada apaga el amor cada vez que la mira. No respondo, continúo ausente mirando la televisión sin realmente mirarla.
Supongo que paso toda la tarde sin hacer más que no hacer nada. Cae la noche y tras la cena, me dirijo a la habitación de los relojes y me concentro en pensar que siempre ha sido así.

-Nunca ha sido la habitación de nadie, nunca, jamás, solo la de mis relojes, solo para mis maravillosas reliquias.-Empiezo a parlotear lo mismo de cada noche. Escucho pasos dirigirse a la habitación.

-¡Deja de decir cada noche lo mismo!-Mi mujer enfadada empieza a soltar una cantidad de palabras que la verdad, no me interesan escuchar.-¡Esta era la habitación de tu hijo! ¿Recuerdas? ¡DANIEL!

Tras decir eso, empieza a llorar desconsoladamente. Yo permanezco de pie, sereno y escuchando como coge algunas cosas y se va al sofá. La idea de que esta noche la pasaré solo me es indiferente. Me dirijo a mi habitación y me tumbo con ropa en mi parte de la cama, junto al reloj despertador de metal.

Las diez.

Las once.

*Tic- tac* *Tic-tac*...

Las doce.

*Tic..........................Tac*

El reloj se detiene durante uno o dos segundos justo a la media noche. Pero estoy acostumbrado, este maldito reloj que cada noche cesa tu tic-tac a la hora exacta y que me incita a destrozarlo hasta no dejar ni los engranajes, es capaz de hacerme pensar cosas tan normales como la muerte, cadáveres, asesinatos, escondites. Pero soy lo suficientemente cuerdo como para saber que esas formas de matar y esconder son fáciles de hacer y difíciles de descubrir.

Y así cada noche, escuchar como el reloj se detiene, y justo al empezar de nuevo su movimiento comienzan los mensajes ocultos. Ya no he vuelto a dormir con mi mujer desde hace unos meses, y solo nos vemos a la hora de comer.

Es tarde, casi de noche, y tras un largo paseo regreso a casa para comer. Cuál es mi sorpresa al encontrar a mi mujer sin haber hecho la comida, pero sí las maletas.

-Deliot...yo... no puedo más con esta vida. Pensé que lo superaríamos juntos, la muerte de Daniel... pero me he visto sola, muy sola y no puedo más.-Comienza a llorar.-Ya no eres el mismo, te niegas a ver la realidad, te centras solo en tus malditos relojes y en tus absurdos pensamientos que jamás comprenderé. Lo siento, siento dejarlo todo, y siento rendirme, pero sé que tu ya te has rendido y no puedo luchar sola.

Al ver mi semblante neutro, ella llora aún más y se dispone a irse.

-Espera. Es muy tarde, deberías irte mañana, más temprano.

-No quería irme hasta darte la explicación de por qué me voy. No te preocupes por mí... bueno, más bien quiero decirte que he avisado a mi hermana y le dije que iría entre hoy y mañana, si me demoraba. Si necesitas algo, llámanos.

-Un momento, por favor, quédate esta noche, está oscuro y no quiero que vayas sola tan lejos. Solo esta noche.

Y así lo hizo. Esta noche de nuevo cenamos juntos, sin apenas dirigir palabra, su mirada siempre baja y decaída, y mi corazón ya sin sentimiento. En mi cabeza retumba lo que cada noche el reloj me incita a hacer.

Ella de nuevo duerme en el sofá y yo como de costumbre, voy a la habitación de los relojes y después a mi cama.

Las diez.

Las once.

*Tic-tac* *Tic-tac*...

Las doce.

Tic...........................tac*

Comienza de nuevo. Tic-mata, tac-la, tic-mata, tac-la...Tic...¿Mata?...Tac...¿La?...M-Á-T-A-L-A.

Ella se va a ir, de mí casa, me va a dejar solo, con mis relojes. No puede irse. Claro, el reloj es la respuesta. Cojo el reloj despertador de metal y en silencio, de forma cautelosa, me dirijo al salón. Ahí está ella, durmiendo como buenamente puede. No puede irse, dijeron juntos hasta que la muerte nos separe. ¿Y quién dice que la muerte puede separarnos? Al fin y al cabo, Daniel me lleva mandando mensajes desde que murió a través del reloj. No sé como lo estoy haciendo. He colocado la almohada sobre su nariz y su boca, dejando solo sus ojos, abiertos y mirándome con terror y como siempre, con esa maldita tristeza, y empiezo a golpear tu cabeza con el reloj.

*TIC-TAC* *TIC-TAC* El tictac es cada vez mas fuerte, acompasa a los latidos de su corazón que también retumban en mi cabeza, casi puedo imaginar a los vecinos quejándose por tanto escándalo, aunque estoy lo suficientemente cuerdo como para saber, que es imposible que se oiga el más mínimo ruido. Los latidos del corazón cesan, y el tictac vuelve a ser normal. El reloj lleno de sangre, al igual que la almohada y la sábana que cubre el sofá.
La cojo en brazos, a ella, al reloj y cubro a ambos con la sábana. Permanezco toda la noche en la sala de los relojes, escondiendo el cuerpo bajo los tablones del suelo. Nadie jamás notaría el cambio.

A la mañana, Susan, la hermana de mi mujer, viene preguntando por ella. Le explico tan convincente y serio que estoy seguro de que se ha creido que se ha marchado de viaje para despejarse de toda esta pesadilla.Si no vuelve puede pensar que la han secuestrado o asesinado allí mismo. Mientras tanto, conversamos en la sala de los relojes, totalmente confiado de que jamás descubriría que justo debajo de ella se halla su hermana.

*Tic-tac* *Tic-tac*

Comienzo a escuchar el reloj que, en un descuido, he olvidado quitar antes de esconder las pilas y ahora suena como el rugido de un león. Casi puedo ver palpitar el suelo, justo donde ella está escondida. Susan se va y comprendo que, ya que estoy cuerdo, jamás escuchará el tictac de debajo del suelo en una sala llena de relojes.

sábado, 11 de diciembre de 2010

¡Pu!

Por fín llegamos a nuestra habitación. En un solo día he visto demasiadas caras y escuchado demasiados nombres, y a este ritmo voy a acabar llamando a Phoenix por el nombre de Dante. No sé si me odiaría por ello.
Y aquí estamos, jugando y bromeando sobre la cama, bueno, a los pies de la cama. Parecemos un rollito de carne y mantas.
Empezamos a pelearnos con las almohadas, ¿y qué pasa?, lógicamente nos caemos al suelo y nos quedamos atrapados entre las mantas. Al subir a la cama, y montar una buena con las mantas, acabamos cara a cara, y...

-¡Pu!-Digo mientras toco mi nariz contra la suya.

¿¿Pu?? ¿¿Cómo qué Pu?? ¡Pero Crhystalle, mira que cara se le ha quedado! ¡Deja de hacer el ridículo por una vez!
Lo que no entiendo es por qué hago el ridículo, si solo hago lo de siempre, ¿no? Entonces... ¿Por qué me parecen tan... suaves y tiernos sus labios? No lo entiendo, es el mismo de siempre, el mismo pamplinas de siempre. Pero es mi pamplinas.

-Buenas noches.-Le oigo decir.

-Buenas noches.-Le contesto.

Trás ello cierro los ojos, mientras susurramos algunas cosas antes de caer dormidos tan cerca y a la vez, tan lejos.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Pérdida encontrada

Recuerdo el momento anterior a toda este sangriento espectáculo. Un amanecer, bromas, risas y un hermoso baile, en el cual todos me miraban extrañados bailar a solas. Pero no lo estaba. Ahora se encuentra atrapado, mientras intento deshacerme de ese carnicero al que ya ví en otra ocasión.

Todo se vuelve borroso en mi mente, pero sé que ahora está a salvo. Me aterra la idea de que se aleje de mi lado una vez más.

[¿Qué es este sentimiento?]