viernes, 4 de junio de 2010

Caricias enfermas

Su mente estaba centrada en el libro que tenía en frente, mientras él acariciaba sus piernas. Voces que no dicen nada, al menos para ella, solo las palabras de aquel libro intentaba entender. Sentía el roce de sus dedos en la piel, y como poco a poco las caricias subían de tono. La chica intentó ignorar este hecho, pensando que un descuido era. Pero pasó de nuevo, y su vello se erizo, sobretodo de miedo. Un leve placer camuflado por un gran temor.

Las manos seguían acariciando lo que no era suyo, y cada vez más de cerca, hasta un punto en que se quedaron ahí estancadas durante segundos. El deseo de poder controlar sus piernas era intenso, pero apenas podía moverse.
Solo sus ojos podía controlar, mirándo fijamente el libro, y de vez en cuando las manos. De sus ojos, lágrimas querían salir.

Él sigue sonriendo. Ella casi perdió todo en una caricia.

1 comentario:

  1. Pueden ser sustituidas, crean la necesidad de nuevos y gratos recuerdos. Construyamoslos

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