domingo, 31 de enero de 2010

Solo tú y yo

En ese instante, solo quería sentir el roce de tus labios, tu cuerpo lo más cerca del mío y nuestras respiraciones acompasadas. En ese momento erámos tú y yo, no importaba nada ni nadie más. Ni los problemas, ni toda la mala suerte que tuvimos durante por lo menos una semana. Ahora todo estaba bien. Juntas contemplándonos mutuamente. Tu piel, tan frágil, tan perfecta, encanjando perfectamente con mi cuerpo. Como un puzzle de dos piezas, siendo ambas piezas del mismo valor y si no están unidas, el puzzle no está completo. Sintiéndo tus brazos alrededor mía, protegiéndome. Solo contigo me siento segura.

Sin nosotras saberlo, la Luna y las estrellas velaban por nosotras, cuídandonos para que ese momento fuese solo nuestro y fuese perfecto. Hundiéndome en tus ojos, mostrándome dulzura y felicidad. Contigo, mi ángel. Porque un día, una estrella se enamoró de un ángel, y poco a poco, ese ángel también se enamoró de ella.

domingo, 24 de enero de 2010

Dulce

Mis momentos junto a tí, sintiendo tu respiración y tu piel,
son tan dulces como el aroma de un perfume de coco.

sábado, 23 de enero de 2010

La segunda planta

No podíamos creer el convite que se celebraba en el interior de aquel monumento que hasta hace poco estaba en ruinas y totalmente abandonado. El Cortijo Jurado ahora tenía un enorme salón con una moqueta roja y muebles de madera. Las escaleras que llevaban al piso superior estaban con cintas que indicaban que el paso hacia ellas estaba prohibido. Y cientos de personas bebían de sus copas de licor mientras charlaban y reían entre ellas.

Conseguí convencerte de ir hasta ese lugar, ya que planeé hace tiempo ir sola y no querías que me acercara a allí, y mucho menos en solitario. Pero sabías como era así que cediste a venir conmigo, y me sostenías del brazo firmemente con temor a que me fuese corriendo a explorar, o peor aún, a que alguien o algo viniese a atraparme. Yo me divertía como una cría y miraba aquel espectáculo con total admiración. Entonces, ví las escaleras y la cinta que impedía el paso a curiosos. Curiosos como yo. Miré tus ojos con una mirada significativa y una sonrisa abierta. Casi me faltaba parpadear repetidas veces seguidas.

-Rotúndamente, no.- Anunciaste con una expresión de enfado y temor.

Pero tu negativa no sirvió de nada, pues me deshice de tus brazos, que me seguían sosteniendo y corrí hacia las escaleras. Tú me seguiste gritándome que no lo hiciera. Pero ignoré tus palabras. Nos colocamos frente a una puerta de madera, y me agarraste de la mano.

Del interior de la habitación se escucharon gritos paranormales y la puerta era aporreada por los seres que habitaban en su interior.
Tiraste de mí, en dirección hacia las escaleras para poder bajarlas. Al bajar no había nadie, y todo volvía a estar desierto y en ruinas. Llegamos a salvo al exterior del Cortijo, y desde fuera, vimos su estructura y en las ventanas se veían las luces de los cientos de espectros que antes nos dieron la bienvenida y nos avisaron que no subiesemos a la segunda planta.

...

...
Las letras se esfuman, mis páginas están vacías.

jueves, 21 de enero de 2010

Sonrisa nocturna

La noche ser burla de nosotros, la Luna nos muestra su sonrisa, riendose de la insignificancia de los seres que intentan escapar de su resplandor.

-Mírame y seré el camino que te guíe hacia la muerte.

Solo te sonreirá y la amarga muerte saborearás.

martes, 19 de enero de 2010

Cumpliendo años

Hoy es un día especial. No porque me haya encontrado dinero por la calle, o porque me tocara la loteria. Tampoco es porque sea de nuevo una niña que ha comenzado el curso escolar y está emocionada por aprender cosas nuevas. Ni mucho menos porque he salido a la calle o aprobé un examen o cumplí uno de mis mayores sueños.
Y no, tampoco lo es porque hoy sea mi cumpleaños, aunque seguro que hayais pensado que lo es por ello.

En realidad, hoy es un día importante, porque puedo compartir mi día con mis seres queridos. Porque puedo interpretar un personaje que no soy e intentar meterme en su propia piel. Además, esas personas me abrazan, me quieren, me besan, me aceptan como soy y me regalan sonrisas que se quedan guardadas en mi corazón. Hoy es un día especial, aunque para mí ya todos lo son, porque cumplir dieciseis años es algo que pasa solo una vez. Pero los amigos y el amor que me ofrecen, están cada día conmigo y no hay nada que pueda superar eso.

Y habrá más tardes de teatro, risas compartidas y más gallos que soltar a la hora de cantar nuestras canciones, aunque suelen ser pocos.

Habrán mas besos, caricias y días para compartir contigo, más 22 para celebrar, más cumpleaños míos o tuyos y poder crecer juntas.

Gracias a todos por estar siempre cuando os necesito y por contar conmigo cuando vosotros me necesitais a mí. Comparto mi primer cumpleaños con vosotros, pero no será el último y seguiremos celebrando nuestro día a día con nuevos abrazos y risas.

domingo, 17 de enero de 2010

Estrellas apagadas

Otra noche más que contemplo el infinito cielo junto a un hermoso ángel. La Luna está dormida, esperando a hacer su gran aparición en la noche cualquier día de los que se presentan. Algunas estrellas dispersas por el cielo, sin llegar a formar constelaciones por culpa de la contaminación lumínica que hay en la ciudad. Tres estrellas forman una línea vertical, y otras más que no forman nada.

Y otra estrella que parpadea de forma evidente y clara y va cambiando la tonalidad de sus colores. Blanco, azul, rojo, naranja, amarillo. Colores suaves y fugaces que apenas consigo percibir. Una estrella que está a años luz y que poco a poco está muriendo. Puede que incluso su luz se extinguiera hace tiempo y que ahora solo podemos ver un recuerdo de ella.

Explosiones, erosiones. Lo que a nosotros simplemente nos puede parecer una luz que se apaga de repente, es una gran tormenta de fuego que puede llegar a destruir lo que baña su luz. Y mi ángel y yo contemplamos esa estrella y toda la cúpula del universo que podemos alcanzar a ver. Pidiendo deseos a estrellas fugaces invisibles y caminando sobre la arena perdiendo de vista aquella estrella que estaba brillando o que hace tiempo, brilló.

domingo, 10 de enero de 2010

Unidentified Room

Me adentré en una habitación blanca, la cual, entre cada azulejo de la pared había una pequeña línea negra, que indicaba que no habían limpiado ahí en mucho tiempo y el mármol del suelo era pegajoso y tenía un color algo grisáceo. Todo ello irradiaba una extraña sensación paranormal. La luz era provocada por unos tubos fluorescentes que de vez en cuando parpadeaban con riesgo de apagarse totalmente en cualquier momento. Dentro de esa habitación, habían salientes con puertas blancas de madera, un poco rotas por los bordes y con algún trozo marrón debido al descuido a lo largo de los años. Debajo de las puertas, había un espacio entre ellas y el suelo, y sobre ellas, otro mas grande para no llegar al techo, y detrás de las puertas, simples inodoros. La habitación parecía un servicio de hospital, y era un pasillo largo y estrecho con muchas puertas. No se escuchaba nada, salvo mis pisadas y mi respiración entrecortada.

De pronto, escuché la cadena de metal sacudirse en la última puerta y cómo si alguien tirase fuertemente de ella, produciendo que el sonido del agua saliendo y entrando violentamente del inodoro hiciese eco en aquella habitación. Y seguidamente, el contiguo a este. Hasta que todos producían mucho ruido que se fue mezclando con risas de mujeres que provenía de un pequeño hueco al final de la habitación, donde solo había una bata de enfermera colgada en un gancho, una fregona sucia y un cubo azul sin agua. Sentí algo húmedo en mis pies, miré hacia abajo y vi un pequeño charco de agua que se fue formando a lo largo que los inodoros expulsaban el agua al exterior de ellos debido quizá a alguna avería...o a algún efecto paranormal.

Lentamente levité para no mojarme los pies y me asomé en cada servicio para ver si había algo que explicase tal acontecimiento. En el primero no había nada, el segundo tampoco me mostró nada nuevo del anterior. Las risas de las mujeres no habían cesado, pero eran más leves y cada vez que avanzaba se hacían más fuertes. En el tercero aumentaron aún más y ví una sombra huir por debajo de la pared que unía un servicio con otro hasta el siguiente, y yo la perseguí por encima hasta el último servicio. La sombra se escondió tras la bata de enfermera que anteriormente había visto. Me situaba en el penúltimo servicio y las risas eran casi dolorosas para el oído humano. Pero me acerqué sin vacilar a la bata y en mi último paso para situarme frente a ella, las risas cesaron. Fue cuando retiré bruscamente la bata el momento en que las risas ya estaban dentro de mi cabeza, torturándome los oídos, y una ráfaga de viento me empujó violentamente dando piruetas en el aire hasta el tercer servicio. Miré de nuevo hacia el final de la habitación y vi tres mujeres flotando frente a mí. Aunque si miraba el cuerpo de las mujeres podía ver lo que había detrás de ellas. Entonces me persiguieron por toda la habitación y algo que antes no estaba, apareció frente los servicios. Un espejo.

La luz de los fluorescentes vacilaban aún más que al principio y las tres almas de las mujeres me atraparon y me colocaron frente al espejo. La luz se fue y en el espejo ví a las tres mujeres de un color blanco reluciente y en el centro de ellas, solo pude ver mi rostro horrorizado antes de que esas mujeres me arrojaran hacia el espejo, que me tragó y me impidió saber quienes eran esas almas, por qué estaban allí y que sucedió hace años en aquella habitación.

viernes, 8 de enero de 2010

Viaje astral, sueño de una noche

Recuerdo que intenté entrar al mundo de los sueños, como hago cada noche cuando me arropo en mi cama y cierro los ojos. Pero hoy ha sido diferente. Ahora me veo flotando en la oscuridad de mi habitación y puedo verme durmiendo, desde una perspectiva que nunca había visto antes. Sentí miedo, pensé que había muerto y empecé a desesperarme. Pero entonces ví que mi cuerpo se movía levemente, como si respirase y me dí cuenta que si perdía los nervios quizá no podría volver a sentir esto nunca más.

Así que quise aprovechar el tiempo que mi cuerpo iba a estar dormido, mientras mi...mente o lo que sea que fuese lo que estaba ocurriendo, hacía las cosas que quería hacer esa noche. Empecé a recorrer volando lentamente mi habitación, pero me asusté al mirar el espejo y no ver nada reflejado, así que para no sentir más miedo y tener el riesgo de perder la oportunidad esta noche, atravesé mi ventana y me ví flotando sobre la terraza de abajo. Parecía ser una noche fría, pero yo no sentía frío ni calor, no sentía nada, solo placidez y curiosidad. Volé sobre los coches, las pocas personas que se encontraban en la calle, sobre las farolas y algunos edificios bajos, hasta llegar frente a un edificio y colocarme justo en una pequeña ventana de un cuarto piso. Cerrada, pero con las cortinas abiertas. La atravesé y me adentré en una habitación oscura, pero muy reconfortante y familiar.

Me acerqué a una cama que estaba desbaratada, ya que en su interior se encontraba una persona, totalmente dormida. Me asomé y pude ver su rostro tranquilo, su pelo alborotado, sus labios entreabiertos pidiendo un beso, sus brazos acogiendo la almohada, como si fuese una persona que falta en su cama. Pero en su rostro tranquilo a causa de estar dormido, también se refleja la perturbación de un mal sueño y poco a poco empieza a perder tranquilidad y a ganar temor. Sin saber que hacer, empecé a desesperarme y solo se me ocurrió besar sus labios y acariciar su rostro con mis manos intangibles. Pero pude sentir ese beso y esa caricia, y sin saber por qué, me coloqué a su lado y sustituí su almohada por mi cuerpo invisible. De manera instantánea, sus manos cubrieron mi cintura y mis labios besaron los suyos. Pude ver de nuevo su rostro tranquilo, con una pequeña sonrisa.

La música del despertador empezó a sonar en mi cabeza y me encontré de nuevo en mi cama, cubierta solo de simples mantas y recordando fugazmente ese sueño que tan real había sido. Ojalá pudiera ir a ahuyentar tus miedos cada noche, si es que de verdad puedo conseguirlo.

sábado, 2 de enero de 2010

Dulces sueños

Tus ojos dormidos, tu semblante tranquilo, solo me invitan a mirarlos, acariciarlos y besarlos suavemente. Beso tus labios en forma de caricia y me responden muy despacio y apenas consiguen besar los mios a causa del sueño. Mis dedos recorren tus pómulos, tu nariz, tu barbilla, tu frente, apartando el pelo para poder ver mejor tus ojitos cerrados. Y mis labios se posan dulcemente sobre los lugares donde mis dedos acariciaron antes. Beso tu frente, tus pómulos... intentando no dejar que ni un centímetro de tu rostro no haya sido tocado por mis labios.

Poco a poco, tus ojos empiezan a abrirse, quedándose entreabiertos y mirando a ninguna parte pidiendo tranquilidad para dejar que tu mente se sumerja al mundo de los sueños. Te acercas un poco más a mi, colocando tu cabeza sobre mi hombro, mi brazo pasa por detrás de tu cuello y te cubro con ambos para protejerte del frío e intentar que te sientas segura y cómoda. Tu cabeza junto a la mia. El aroma de tu pelo me pide que lo acaricie suavemente, por la nuca. Y mis labios se posan de nuevo sobre tí, esta vez en tu pelo.

Te mueve lentamente, alejándote de mí. Abres los ojos y me miran, reflejando placidez y sueño. Te doy un beso fugaz en los labios, te miro. Me pides otro y de nuevo mis labios se posan sobre los tuyos. Otro, otro, y otro más... hasta que nos sumergimos en un beso lento, suave, dulce, cálido y largo. Adivino que no vas a volver a caer rendida en mis brazos al descubrirte desperezándote como si fueses un gatito. Pero volvemos a centrarnos de nuevo en un verdadero gato. El Gato Risón, que aún nos muestra su sonrisa y nos reclama de nuevo su atención.