miércoles, 12 de noviembre de 2014

Escribo porque necesito desahogarme en un pozo del silencio húmedo que no tiene sentido. ¿Dónde estoy? No sé lo que hago ni con quién estoy, solo sé cómo estoy, y no es agradable. O tal vez sí, o tal vez no. ¿Sabes por qué lloran los astros en el cielo? ¿Alguna vez se lo has preguntado? ¿Se lo puedes preguntar a alguien que está muerto? La muerte es la causa de la vida. La vida es la causa del sufrimiento.

No quiero ser, solo quiero estar. No quiero ver ni oír, pero sí escuchar. Mil voces corren por lo largo de la calle sin rumbo eterno. Frenéticamente me dicen que haga cosas que no me gusta hacer. Pero las hago. ¿Y qué? A nadie le importa lo que hago. Nadie me ve. Soy un espectro en este mundo corpóreo. Mejor así. Puedo hacer lo que me dé la gana, lo que me salga del coño.

¿Qué miras? ¿Me ves? No, porque soy pequeña. Insignificante como una gota del rocío sobre un ángel deforme sin alas. No tiene sentido. No lo tiene. O eso creo. Quizá sí lo tenga, pero tenga que entender.

Sigo escribiendo sin pensar y lo único que me viene a la mente son palabras con algún sentido que no dota a lo que soy ahora mismo. Esto soy, esto escribo. Para esto he nacido y para esto moriré.


Y lo que viviré no le importa a nadie. Porque soy un ángel muerto.

martes, 22 de enero de 2013

[...]
-Entonces, cuando camino por las calles, oscuras, no puedo evitar pensar en las criaturas de la noche, en dónde estarán, preguntándome por qué se esconden y cómo son.-Explico con convicción.

-¿Me estás hablando de... criaturas míticas?-Pregunta mi buen amigo, con los ojos abiertos, incrédulo. Una leve sonrisa de sorna aparece en su rostro.

-¿De qué si no?

-Quiero decir, ¿realmente crees que existen de verdad?-Me plantea, esta vez más serio.

-Sí, por supuesto que lo creo.-Respondo sin más.

-Pero nunca has visto ninguna, ¿cómo puedes creer en ello?

-La misma pregunta puedo hacerte con respecto a tu dios, ¿cómo puedes creer en él si jamás lo has visto?

-...No es lo mismo.

-En parte sí, en parte no. Somos el mismo loco, sin embargo la sociedad solo nos denominará como tal a uno de los dos. Son la misma fe, las mismas esperanzas de que más allá de todo este mundo hostil y gris, existe algo mágico que puede cambiar el sentido de las palabras y los actos. Somos sí... el mismo loco, pero con diferentes prejuicios.

[...]

jueves, 13 de diciembre de 2012

Mis Demonios

El humo es frío, las calles se distorsionan a mi paso. Suena un murmullo, una melodía disonante en el callejón del silencio. ¿Asomarse o seguir adelante?
Si te asomas la oscuridad invade tu mente, los Demonios de tu interior se manifiestan hasta dar por saciada la sed de sangre.
Si sigues adelante el camino comienza a borrarse, las complejas lineas del paisaje se derriten, convirtiendo las calles en un simple dibujo sin color. Una página en blanco con unos cuantos trazos decaídos.

La luz se apaga.
Al igual que las farolas comienzan a derretirse, los coches han decidido permanecer en mitad de la carretera. Inmóviles. Como todas las personas que yacen dentro. Muertas.
En el callejón resuena un acorde grave.
Dentro, ahora, aparece una nueva respiración. La mía.

Y la de mis Demonios.

¿Por qué no entrar? Si todo lo que está fuera ya está muerto.

martes, 12 de junio de 2012

Final

En esta noche no cabe el sueño, tan solo rememorar los momentos vividos. No recuerdan como se conocieron, tan solo el sentimiento en sus corazones. El mar permanece tranquilo, aguardando las palabras de ella, paciente, mientras la Luna acuna al oyente.
Él no es más que una sombra de todo lo que antaño fue. La ojeras abarcan discretas pero al mismo tiempo dejan ver perfectamente las noches acumuladas sin dormir. Normal que la Luna se muestre tan familiar.
Ella, muchacha de rostro pálido, sólo sonríe, con la mirada perdida entre las olas oscuras que rompen el silencio del momento. Nunca dije que fuera una sonrisa de dicha.

La paciencia toca su fin para dar paso a una conversación pendiente. ¿Qué nos hace el amor, que nos permite saber cuando algo va mal?
La muchacha permanece un momento más en silencio. Pocas palabras salen de sus labios, pero ellas van cargada de la doliente realidad.
Y él deja caer sus hombros al mismo instante de romper a llorar, para volver a levantarlos y abrazarla con desesperación.
Ella observa al mar mientras responde el abrazo. En una lágrima que deja caer la Luna, tímida aún, se refleja, y el llanto de su amado resuena sobre el mar.

No será la última noche, no esta.

sábado, 31 de diciembre de 2011

¿Feliz año nuevo?

Vaya, el tiempo corre.
Pero...¿voy a desear un feliz año nuevo como hace todo el mundo?
No, en su lugar, yo os deseo...

¡Que viváis todo el tiempo sin contar horas, días o años, y que nunca dejéis de vivirlo a vuestra manera y antojo!

sábado, 17 de diciembre de 2011

Doliente espera

Si bien cierto es
que la vida ínfima es infinita,
pues un alma encinta,
sin la mortalidad predicha;
no cabría la desdicha
de su muerte soportar.
Cuando la vida espera
paciente y doliente,
deseando su ausencia;
es sin duda
que la muerte obliga
a aquel ser, de pagar
un gran precio de pena
cuando tan lejana está.

¡Ay de mí! Que si me llega
y mi alma no se apiada,
es otra vida la que espera,
a este ser, acongojada.
Y si existe esa vida,
que me llegue refrescada
con un beso de mi amada...
aunque sean otros labios.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Un cielo para mí

Al fin el cielo ha decidido
compadecerse de mí.
La lluvia cae sin piedad,
y los rayos dibujan
la muerte en el firmamento.
Explosiones que aturden...
como si ahí arriba
se estuviera peleando más de un dios.

Un suspiro,
una lágrima,
un grito desesperado.
Una caída mortal.

Ya no sé si la lluvia representa
cada lágrima reprimida.
Ya no sé si los truenos simplifican
cada grito que se ha ahogado.

Ofreciendo su cálido abrazo
con el más frío de los mantos.