jueves, 31 de diciembre de 2009

Mi nochevieja

Ya pasa otro año más. Como siempre sentados en la mesa, sin hablar de nada en concreto y centrados en la comida y en el programa que ponen en el televisor. Terminando de cenar y quedandonos embobados mirando a la caja tonta. Y a partir de las once, aún más pendiente esperando a que lleguen las doce. Llegán. Empiezan los cuartos...

-¡No!¡Aún no empiezes a comerte las uvas!
-¡Ahora si!

Una campanada tras otra y a cada campanada una uva... todos felicitándonos, dándonos dos besos deseando feliz año nuevo...pero con las uvas en la boca suena mas a un:

-"¡Felig agñu nuivo!"

Brinadamos con el champán y pedimos nuestro deseo para el próximo año, que espero que sea aún mejor que el anterior.

Feliz año nuevo a todos. Gracias por hacer que este año haya sido el mejor de mi vida.

martes, 29 de diciembre de 2009

No me canso

No me canso de ver en tus ojos tanta ternura, como me miran...son especiales, son únicos, son tuyos. Me quiero hundir en ellos durante horas, días, años. Me reflejan protección, seguridad, calor. No quiero dejar de mirarlos ni quiero que desaparezca esa pequeña luz de ilusión que me muestran, son los ojos de una niña indefensa y que solo pide que le den amor.

Creeme, mi vida, no me canso tampoco de tus labios, que me dejan beber de ellos en besos suaves, lentos, dulces y cálidos. Que a veces muestran sonrisas pícaras, o sonrisas de felicidad, o una mueca de tristeza que siempre intento cambiar. O cuando se abren para soltar una carcajada. Tu sonrisa provoca la mía, aunque no la muestre en el exterior me hace feliz verte feliz a ti.

Tus abrazos, tus caricias...no puedo cansarme de ellos. Son reconfortantes. Tus brazos me cubren y hacen que nuestros cuerpos encajen perfectamente, como si fuesemos dos piezas que no están completas hasta que están juntas. Y tus caricias, que hacen que me derrita, tan suaves... Sintiendo como las yemas de los dedos acarician lentamente mi rostro.

No puedo cansarme de tí, porque aún tengo demasiado amor que entregarte, y que apenas te he mostrado en todo el tiempo que llevamos juntas. Es mucho, más de lo que piensas, y no puedo cansarme de tí, porque no puedo vivir sin tu calor, sin tu sonrisa, sin tu mirada, tus caricias...sin ti. No lo dudes,amor, mi amor por tí es para siempre.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Medio año

Medio día con su media noche, es un día completo.
Medio mundo con otro medio mundo, ya forman un mundo.
Media vida con su otra mitad de vida, es una vida entera.

Pero medio año a tu lado junto a otro medio año que aún tenemos que vivir no completa todo el tiempo que estaremos juntas.
Porque para que nuestro tiempo esté completo, tenemos que vivir unidas cada día completo, en nuestro mundo, un mundo hecho para las dos, durante toda nuestras vidas.

Te amo

lunes, 21 de diciembre de 2009

Otoño

Los árboles estaban casi desnudos, el paisaje mostraba solo el color marrón y algunos variantes de él. Tu mano sujeta la mía y caminamos a un ritmo lento. No se escucha ningún ruido, tan solo nuestras pisadas y el crujir de las hojas al romperse por ellas. En ocasiones, apoyo mi cabeza sobre tu hombro y seguimos caminando en esa posición.

Algunas hojas siguen cayendo de los árboles, y cuando caen sobre tu pelo, te la quito sonriendo y besandote en la mejilla a continuación. Llegamos a un pequeño lago y nos sentamos en un banco que mira hacia él. Me echo en tu hombro y cierro los ojos, escuchando el cantar de algunos pájaros, saboreando este momento. Tu aroma me llega y siento tu mano acariciar suavemente mi rostro, mis labios. Abro los ojos lentamente y veo tus ojos reconfortantes.

Nos hundimos en un beso suave, cálido y único. El paisaje y nosotras nos unimos, creando solo nuestro momento; tú, yo y el otoño.

domingo, 20 de diciembre de 2009

¿Te apetece un café?

El despertador empezó a sonar de forma escandalosa, callándose cuando mi mano lo agarró y apretó el botón. Había sido una mala noche, llena de pesadillas, y despertándome demasiadas veces. Apenas conseguí abrir los ojos, llenos de legañas a causa de algunas lágrimas que derramé en la noche por un mal sueño. Remoloneé un poco más en la cama y miré el móvil que, como de costumbre, reflejaba una llamada perdida. Era demasiado temprano para que ella estuviera despierta, la llamada fue cuando iba a acostarse para dormir. Tarde, como siempre.

Me levanté de la cama, sintiendo el frío invernal en mi piel que me cortaba como si fuese una espada. No estaba de muy buen humor esa mañana, no suelo despertarme con buen humor, pero esa mañana era peor. Me dirigí a la cocina, y sin dudarlo, empecé a preparar el café. Mientras se preparaba me senté en la silla y apoyé la cabeza sobre la mesa, intentando relajarme. El aroma del café empezó a impregnar toda la habitación, y mis labios crearon una media sonrisa. Terminó de prepararse, agarré una taza y lo vertí en ella. Con un poco de leche y tres cucharadas de azúcar. Un vaporcillo salía de la taza, al igual que su aroma. Le dí el primer sorbo, tan caliente que consiguió hacer entrar mi cuerpo en calor, pero sin llegar a quemar mi lengua, un poco amargo, pero a la vez dulce gracias a la cantidad precisa de azucar. La tensión que había en mi cuerpo se relajó poco a poco y todo mi mal humor desapareció. A los siguientes sorbos no estaba tan relajada, pero tampoco estaba tensa. Ya tenía energía para todo el día.

No hay nada como un buen café en una mañana de invierno. Volví a coger el móvil, que no había recibido toque alguno. Algún día no me hará falta un café para alegrar mi mañana. Todas mi mañanas las empezaré bebiendo de sus labios y mi sonrisa será tan amplia como lo será la suya. Y manteniendo esa sonrisa le preguntaré:

-¿Te apetece un café?

viernes, 18 de diciembre de 2009

Te regalo...

Te regalo una sonrisa
dos, quizá tres...o mil.
Todas son por tus caricias,
tus sonrisas o miradas.
Porque gracias a tí, todas son sinceras.

Te regalo mis abrazos
a cada momento, para ahuyentar
los miedos y crear trazos
con mis dedos en tu espalda.
Porque gracias a tí, todos son cálidos.

Te regalo ese fular
para cobijarte del frío y puedas
descansar sin dudar
de si tus sueños serán buenos o no.
Porque gracias a él, huyen los malos sueños.

Te regalo mi corazón
no te lo dejo, no me lo devuelvas
es todo tuyo, mi amor,
late en tu pecho,sin ti no lo hace.
Porque gracias a tí, he aprendido a amar.

lunes, 14 de diciembre de 2009

*

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadando por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
la nueva criatura que tú eras.

Pedro Salinas

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Canción de cuna

Tu cuerpo se acerca lentamente hacia mí, arrastrando contigo la manta que nos reguardaba del frio invierno. Tu cabeza sobre mi hombro, tu cuerpo recostado sobre mí. Acaricio tu rostro y veo como tus ojos se cierran en respuesta de mis caricias en tu nuca.

Una nana resuena en mi mente, intentando recordar la letra y su melodía. Me vuelvo para mirarte de nuevo con los ojos cerrados, pero me preguntas por mis pensamientos.

-Estoy pensando en una canción.

-Cántamela.

La canción que resonaba en mi mente empieza a salir por mis labios, en un susurro para hacerte de nuevo cerrar los ojos y hacerte caer al mundo de los sueños. No es que mi voz sea dulce, es que el momento es perfecto para recitarte una pequeña nana. Aunque no era tan bonita como tu sonrisa, ya que ni siquiera podía compararse con un amago de ella... pero hizo que por unos momentos el tiempo se congelara, y solo se escucharan mi voz, tu respiración tranquila y los latidos de nuestros corazones.

martes, 8 de diciembre de 2009

Tiempo en la Luna

El camino se hizo largo, con algunas distracciones en él, pero iba bien acompañada. Al llegar, casi podíamos tocar las luces. Miles de colores, de formas, de ilusiones que te hacen de nuevo vivir.
La multitud nos tragaba y se nos echaba encima. Casi no se podía disfrutar de todas las maravillas de ese lugar. Pero aún asi, nuestras risas seguían aflorando, nuestro camino seguía siendo el mismo. Íbamos a contracorriente de todo el mundo.

Y en un momento en que parecía que la multitud iba a arrastrarme con ella y a separarme del resto, tu mano apareció de la nada y sujetó la mia. No iba a soltarla, ni jamás lo haré. Busco tu mano, y tú me la ofreces, dándome confianza y seguridad.

La tarde se convirtió en noche, y gracias a ti, pude tocar la Luna, tenerla entre mis manos. La Luna cuelga en mi cuello los segundos que transcurren a tu lado. Porque quiero demostrarte en cada beso, en cada caricia, en cada abrazo, en cada segundo que marca la Luna, lo que las simples palabras no pueden reflejar.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Maldito tiempo

Las agujas del reloj pasan lentamente, impacientándome a la llegada de la hora en la que pueda verte.

El tiempo se me escapa de las manos, se me escurre por entre los dedos cuando llega la hora fijada. Las horas pasan como segundos, y al regreso a casa, el tiempo me vuelve a pesar como si de siglos se tratasen.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Pozo de oscuridad

Mi alma se siente atrapada por una luz oscura. Está dolida, y cada día lo está aún más. Siento que estoy sola, aunque existan muchas manos que intentan sostenerme y ponerme de nuevo en pie. Pero detrás mía, hay un abismo y en esas manos, hay una que me sostiene con más fuerza. Si me suelta, las demás me seguirán sosteniendo, pero no lucharé para seguir adelante y finalmente caeré en el abismo. En mi pozo de oscuridad, me siento sola, pero hay una luz que me anima a continuar. No te extingas. Solo con tu luz consigo ver.

Pero no está todo perdido, y aunque me sienta impotente y cada día cometa un nuevo error, intentaré rectificarlo, sin soltar tu mano, siguiendo tu luz. Algún día saldré de este pozo y todo será claro. Tú y yo, nadie decide por nosotras, nadie nos separará. Y cuando consiga salir, no exitirán tantos motivos para las lágrimas tener que derramar.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Decepción

Sus ojos ya no me miraban como solían hacerlo antes. Una mezcla de asco, odio y decepción se apreciaba en sus ojos cansados. Las palabras hirientes no dejaban de fluir tan natural como si del caudal de un río se tratase. Todos en mi contra, dicen que es mi culpa, y les creo. Pero no me arrepiento, solo de que las cosas hayan ocurrido de esa forma.

Amenazas, todas sus palabras impregnadas de ellas, las de él... las de todos. Y creen que voy a hacerles caso. Y creen que voy a abandonar todo cuanto amo. Podré soportar que no me miren, ni me hablen o cuando lo hagan solo sea para escupirme las palabras de siempre. Y no estoy sola, ni lo estaré jamás. No conseguiran alejarme de todo y hacer que todo vuelva a ser como antes. Piensan que eso será lo mejor para mi, pero yo pienso que será lo mejor para encontrar mi muerte. La pena me ahogará, me dará un beso mortal del que no podré escapar.

Pero seguiré adelante, superando los obstáculos hacia mi meta. Caeré y me levantaré de nuevo con más fuerza. Y nunca estaré sola si un día me cuesta levantarme, porque muchas manos estarán dispuestas a sostenerme y a ayudarme a seguir mi camino.

martes, 24 de noviembre de 2009

Eterno viaje

Hogar vacío, o eso pensaba. Sonaba el eco de las respiraciones irregulares de algo que no sabía identificar. Me acerqué lentamente al lugar de donde procedía el sonido y encontré a toda mi familia. Cortes, ropas rotas, y mucha sangre. Algunos brazos tenían una gran mancha negra de sangre, bueno, más bien, lo que quedaba de ellos. Igual con piernas, hombros o trozos de cráneos. Y esos seres muertos, me presiguieron.

Corrí por los pasillos hasta llegas a la habitación y encerrarme en ella. Pasan segundos entre ver la ventana, pensar que hacer y reaccionar, el tiempo justo antes de que los muertos vivientes abrieran la puerta y se adentraran en la habitación en mi busca. Al ser un segundo piso y tener la ayuda de algunas cuerdas para tender, logré llegar a salvo al suelo. Miré a mi alrededor y descubría una ventana abierta que me daba paso a las escaleras, la atravesé y empecé a bajar rápidamente, escuchando desde arriba los pasos veloces de mis perseguidores. Correr...no era exactamente lo que podía, me costaba demasiado hacerla. La velocidad del sueño, es siempre casi nula.

Conseguí llegar al exterior, y fugazmente pasó una imagen en mi cabeza, muchas preguntas y miedo por esa persona. Fui a buscarla para saber si estaba bien, y llevarmela conmigo a un lugar seguro...si lo encontraba. En mi camino hacia ella, encontré más criaturas que empezaron a perseguirme de nuevo. Me adentré en el primer edificio que logré visualizar. Cuando estaba dentro, me impactaron los crucifijos, el altar, las vírgenes y una enorme cantidad de personas rezando de rodillas en unos bancos que miraban hacia en altar. Todo cuanto me rodeaba era dorado, de mármol o madera.

-Genial, una iglesia.-Pensé casi burlándome por aquellos infelices que se arrodillaban a un ser que ni siquiera existía...o existía pero no como ellos pensaban.

Al parecer ahí no entraban esos seres, asi que hice lo posible por guardar el mayor respeto y me dispuse a salir para encontrar a la persona que amaba. Pero no me hizo falta salir, ella entró por la puerta justo cuando estaba a punto de salir. No pregunté si estaba bien, o por qué había venido aquí, o que estaba pasando... simplemente me hundí en sus brazos y besé sus labios. Me sonrió y me acarició el rostro convenciéndome de que todo irá bien.

Pasó el tiempo, y yo cada vez estaba más desesperada, pero tenía su consuelo. Naves espaciales, historias increíbles de un mundo diferente, eternidad. Ideas que intentaron introducir en nuestras cabezas. No, no lo creíamos, pero era nuestra última alternativa. Volar o morir. Nos miramos, miramos a nuestro alrededor, despidiéndonos de nuestros hogares y emprendiendo un nuevo camino.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Payaso


Suena una canción fácil de reconocer. El circo ha llegado a la ciudad y con él trae a sus famosos componentes. Trapecistas, domadores, equilibristas, magos... todos con sus juegos y maniobras emicionantes y entretenidas.
Un componente del circo muy famoso, que es supuestamente...¿divertido? Nariz roja, ropa ancha, exceso de maquillaje y una falsa sonrisa pintada en la cara. No es más que eso, un dibujo.
Los componentes que debían ser más animados y divertidos de ese lugar, tienen solo un dibujo en el rostro, mostrando sentimientos que no sienten en realidad.

En la oscuridad no son tan divertidos. Como una muñeca de porcelana en forma de payaso. La hermosura de una muñeca de porcelana es eclipsada por su apariencia de payaso. Y la ves ahí, observándote, sonriendo. Pero sigue siendo frágil, pero sigue siendo un payaso. Tantos colores que en la noche se pierden, quedándose solo su apariencia sin color alguno. Azul, rojo, amarillo, naranja, verde... todo se queda en azules pálidos, grises y zonas negras. Como en sus ojos. Pero su sonrisa se sigue viendo, y no parece feliz.
Ojos oscuros y sonrisa dibujada, resultado, semblante siniestro.

lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Por qué?

En el final de un camino que ni siquiera había llegado a recorrer, estaban los pequeños cuerpecitos de cinco niños dándome la espalda. Parecían divertidos y actuaban de forma extraña. Observaban un pequeño estancamiento de agua que no olía demasiado bien. Agua sucia, oscura... A mi lado, me agarrabas de la cintura suavemente mientras también contemplabas la escena.

Entonces lo hicieron.

Todos se tiraron al agua, y no pude ver sus cabezas emerger del agua. Intenté correr hacia el agua para rescartar a los niños. Pero me sujetabas de la cintura, me resistí y finalmente me soltaste, quedándote paralizada. Cuando iba a lanzarme al agua y sentí el olor asqueroso en mi nariz e incluso imaginando su sabor, vi a los pequeños saliendo del agua riéndose.
Habían tragado agua, y yo pude sentir de nuevo su sabor, provocándome arcadas. Salieron de ahí, y yo sin saber por qué, me sumergí en aquellas aguas y no volví a salir...

domingo, 15 de noviembre de 2009

Pequeños momentos

Hundiéndome en un único aroma, echada sobre tu regazo. Mis ojos permanecen cerrados, dejandome llevar por tus caricias. No me importa el tiempo, aunque pase no podrá olvidar este momento. Siento la calidez de tu cuerpo bajo el mío, y tu respiración sobre mi pelo. Escucho los latidos de tu corazón, o del mío, ya que él está en tu pecho.
Y aquí estoy, junto a tí de nuevo. No puedo apreciar el tiempo que estoy contigo, es demasiado corto. Pero esos pequeños momentos son los que nos hacen enamorarnos más la una de la otra. O eso me dijiste en susurros cuando aún permanecía sobre tí. Yo creo que tienes razón.

Encerrada II (Amanecer...)

Poco a poco, empecé a recuperar la conciencia. Aún seguía en aquella habitación, rodeada de cientos de cuadros que seguían observándome, y seguro que también encerrada entre las cuatro paredes invisibles... pero no me apetecía comprobarlo, no, ya estaba demasiado cansada. No pretendían que muriera, ni que intentara acabar yo misma con mi vida. Aún no estoy tan loca como para hacer algo así. Pero, ¿qué pretendían? Solo observarme y asegurarse de que estoy ahí, sola, pero a su merced.

El tiempo seguía pasando, tal vez años. Creo que he pasado toda mi vida aquí encerrada... he perdido la ilusión de ver más allá de estas cuatro paredes, la esperanza de que algún día alguien vendrá a sacarme de aqui.

De pronto, empecé a ver al fondo de la habitación una luz que iba creciendo poco a poco. Los ojos de los rostros que aparecían en los cuadros se movieron para fijarse en aquella luz cada vez más intensa. Yo también la observé. Por una vez no me sentía observada, era yo la observadora.

La luz crecía, y crecía, hasta inundar la habitación en un resplandor dañante para mis ojos, obligandome a cerrarlos, y creo que también a los ojos que siempre me han observado. A mi espalda, siento una mano cogiéndome del brazo suavemente. ¿Qué ha entrado? ¿Cómo?
Empecé a gritar, esto no podía estar pasando. Rápidamente otra mano se posó en mis labios, haciéndolos callar. Me dio la vuelta y empezamos a caminar. Un paso, dos, tres, cuatro...¿cinco?¿seis? Puedo dar todos los pasos que nunca imaginé que podría dar. Con los ojos aún cerrados me dejé llevar por lo que fuese que me estaba guiando a donde sea. No creo que me lleve a un lugar que sea peor del que voy a salir.

Escuché una puerta abrirse, y aunque mis ojos estaban cerrados, pude sentir que la luz ya no podría deslumbrarme. Poco a poco empecé a abrir los ojos. Primero vi a una gran multitud de personas mirándome calidamente y sonriéndome ofreciéndome confianza. Creí no conocer a nadie, pero conocía a todos y cada uno de ellos. Los había visto en mis sueños durante todos estos años. Me giré para poder ver el rostro de la persona que me había sacado de ahí. Un ángel... un hermoso ángel. Sus ojos expresaban amor, comprensión, dulzura, confianza... Su sonrisa causaba la mía.

No lo dudé ni un momento, ese ángel era mi salvación. Tampoco dudé beber de sus labios. Gracias por sacarme de un mundo vacío y pequeño. Ahora soy libre y puedo vivir contigo, reir, disfrutar y amar.
Gracias a todos los que me recibieron con los brazos abiertos y una sonrisa, dejándome quererlos y ofreciéndome cariño a mi también. Es todo lo que necesitaba.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Perdiendo el control

Las palabras caían duramente sobre mí, me pesaban como si llevase encima el peso de todo el mundo.

"¿Me ves bien?...creo que voy a apartarme durante un tiempo..."

Un pánico irracional invadió mi cuerpo, por un momento, las lágrimas cayeron por mi rostro, pero no había llanto, no podía soltarlo todo. Poco a poco, mi mirada se perdió, mientras mi mente navegaba por un mar de posibilidades, todas insufribles, oscuras... De vez en cuando escuchaba una leve voz, pero seguía perdida y no lograba encontrar de nuevo el camino.
Mis labios se secaron, sentía mi cuerpo temblar, el aire faltando en mis pulmones. Moverme, hablar, todo se me había olvidado. Pero empecé de nuevo a escuchar, preguntas con un tono asustado y leves sacudidas. Me pedía que la mirase, pero yo no podía apenas ver.

El tiempo pasaba lento, ¿que debía hacer? salir corriendo, preguntar si de verdad es eso lo que necesita... pero ¿cómo iba a hacer cualquiera de esas cosas si apenas podía sentirme?
La voz seguía pidiendome que la mirara. Pude reaccionar y enfocar una mirada cansada a unos ojos que reflejaban el miedo.

-Dime algo- suplicó.

Quería decirlo todo. "¿Es eso lo que necesitas?", "No me pidas perdón", "te amo", "no me dejes, por favor", o responder a tus te quiero...pero al ver que me era imposible articular palabra, empecé a pensar en otras cosas, pidiéndote a gritos que me ayudaras, que no podía hablar, que tenía miedo. Pero tus preguntas cada vez iban más a mi interior, despertándome de nuevo.

Por fín me acordé de hablar, pude preguntar, pude responder tus te quiero, pedirte que no te disculpes. No tienes la culpa, fue un mal entendido que se nos fue de las manos.

-¿No quieres tiempo?...Yo tampoco. Te necesito.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Lejos...

-¿A dónde vas, amor?

-Tengo que decirte algo...-su mirada era alarmante y en su rostro se veía facilmente el miedo.- Me han dado un trabajo fuera de aquí, durante un año estaré lejos...o lo acepto, o he de esperar al año que viene...

Las lágrimas empezaron a aflorar en el rostro de ambas, un abrazo inundó por un largo momento nuestros corazones. No, no podía irme. Lejos de ella durante tanto tiempo, imposible... Necesito abrazarla y estar a su lado en todo momento.

-No quiero irme...

-Debes ir- me dijo después de pensarlo un instante que me pareció eterno.-Yo... iré a visitarte todas las veces que pueda-

Tantos años estudiando, para conseguir algo que me gustase e implicase quedarme cerca de casa. Tengo que marchar y dejarlo todo durante un largo año... y quizá el próximo pase exactamente lo mismo.
Una larga despedida, subí en el tren, que no tardó en partir dejando atrás todo cuando amaba.

Encerrada

Despierto. Al abrir los ojos me doy cuenta que estoy en un lugar totalmente oscuro, sin luz ni vida. Bajo mi cuerpo, siento el duro y frío suelo. No veo absolutamente nada, solo oscuridad. Me incorporo lentamente para no caer al suelo e intento caminar. Pero a los dos pasos, me topo de bruces contra algo sólido y tan frío como el suelo. Me doy la vuelta para buscar por otro lado la salida, algo que emita luz o algún indicio de...algo. Pero me pasa exactamente lo mismo a los cuatro pasos. Sigo la superficie palpandola con mis manos. Recto, hasta los siguientes dos pasos, que encuentro una esquina. Vuelve a seguir recta, pero se detiene a los cuatro pasos de nuevo. Finalmente, me doy cuenta de que estoy totalmente encerrada, en un lugar que no conozco, oscuro y rodeada de cuatro paredes que no me dejan apenas caminar. El aire...parece suficiente, quizá haya algo de ventilación. Pero me desespero y golpeo brutalmente las paredes con los puños, creando sonoros gritos y aullidos de dolor al sentir como mis manos golpean. Segundos, minutos, horas o tal vez días pasan... ya no puedo golpear más, mis manos rotas me impiden hacerlo, mi voz casi se ha ido de tanto usarla.

De pronto, una intensa luz daña mis ojos. Los mantengo entrecerrados, intentando acostumbrarme a la luz. Poco a poco, voy enfocando algunas cosas. Me encuentro en una amplia habitación, totalmente extensa. En sus paredes, están colocados de forma sucesiva cientos, miles de cuadros antiguos. En ellos aparecen las mismas personas siempre. Un hombre con aspecto autoritario, imponente y aparentemente severo, que en todos los cuadros parece como si me observase fijamente. Junto a él, siempre hay una mujer. En algunos cuadros sonríe, en otros parece tan enfadada que casi me encoge de miedo el corazón...aunque ya lo está. Ella también me observa fijamente.

Pero no logro entender, como estando dentro de una habitación tan amplia puedo moverme tan poco. Intento acercarme a los cuadros, cuyos rostros me resultan tan familiares. Pero a los cuatro pasos, impacto contra algo invisible...las cuatro paredes. Miles de ojos observan como golpeo de nuevo la superficie invisible, esta vez con la cabeza. Mi llanto desesperando vuelve a inundar la habitación. Al sentir el calor de la sangre bajar por mi rostro, empiezo a sentir como me invade la oscuridad, mientras en mis oidos resuenan las risas... risas de satisfacción que salen de los cuadros solo por saber que aún sigo encerrada.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Fingiendo la parada del tiempo

-¿Y si algún día encontraras el modo de detener el tiempo?...¿Qué harías?

>Yo... disfrutaría en todo momento de tí, besando tus labios, uniendo nuestros cuerpos formando uno, acariciandote, abrazandote, diciéndote que te amo. También recorreria todos los lugares a los que me gustaría ir, sin prisas ni pausas. Todo junto a tí, sin estar separadas un solo instante. Solas tu y yo. El tiempo es muy preciado, o lo pierdes, o lo disfrutas, provocando que pase más rápido. Busco la forma de detenerlo, o al menos, fingir que ha parado. Algún día, el tiempo no será un obstáculo, ni nada que tengamos que tener en cuenta. A cada momento disfrutar de tí, contigo y por tí.

>Ahora bien, haces como que el tiempo se detiene, pero el sigue en curso. Un segundo, un minuto... horas, años, o toda una vida. Si disfrutas cada segundo de tu vida, ella pasará así mismo, como segundos. Pero no me importa que mi vida pase rápido, ni que una mañana despierte y me encuentre arrugada y casi sin vida. Al menos, tendré el placer de haberla vivido disfrutándola en todo momento contigo.

-Como te dije, eso es lo mínimo que yo haría. Y tú...¿Qué harías?

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Oso de peluche

Una luz extraña iluminaba mi habitación, anaranjada tal vez, pero con un ambiente enfermizo. La puerta está abierta, dando lugar a un largo pasillo que se presentaba en horizontal. Frente a mi puerta, hay otra igual, que da a la habitación contigua.
Un osito blanco de peluche está sentado apoyado en la puerta y mirando hacia mí. Me acerco a él para colocarlo de nuevo en su sitio, sin preguntarme como ha llegado ahí.

Detrás mía, hay un espejo que me muestra solo las puertas y el osito de peluche...yo no me veo reflejada. Miro al espejo, y observo al osito apoyado en la puerta de forma normal.
Pero al darme la vuelta para seguir mi camino hacia el osito, me horrorizo al contemplar que su postura ha cambiado, ahora su pose es tumbada. Sin poder creerlo, el miedo empieza a apoderarse de mí. Me vuelvo a dar la vuelta para mirar al espejo, que me refleja de nuevo la misma imagen... con el oso bocaabajo. Repitos mis acciones: de frente, tumbado, dándome la espalda y con malformaciones.

Me rindo, sin poder aguantarlo más, salgo corriendo de aquel lugar. Pero mi mente recibe la imagen que el espejo me obliga ver. Mientras corro, veo acercarse el espejo lentamente hacia mí, con una persona reflejada. Sigo corriendo, intentando borrar esa imagen de mi cabeza, pero es imposible. En el espejo, aparece mi imagen, mi rostro deforme sonriendo y articulando palabras con los labios...

-Nunca podrás salir de esta pesadilla.

Cronos


Tu esposa daba a luz a un nuevo ser lleno de vida que ansiaba poder disfrutar de ella. Frágil, pequeño e indefenso. Un duro parto, y ella te ofreció al bebé para refutar que es tuyo. Él lloraba, con un llanto desgarrador que inundaba toda la estancia. Tú le miraste, asustado y distante.

"¡Venga, devóralo!, ¡Mátalo!, de todos modos, él podrá revelarse en contra tuya, hacer lo que un día le hiciste tú a tu padre o algo peor..."

Porque tu no tuviste más remedio que cortar, necesitabas libertad, luz, vivir... Pero tu hijo no tenía porque hacer lo mismo.

"¡Devóralo, arráncandole las extremidades con los dientes! Mastica, traga y siente como su sangre inocente cae por tu barbilla. Mátalo, que no sea una amenaza para tí, solo es una persona más, sin importancia."

¿Por qué hiciste eso? Devoraste a todos y cada uno de tus hijos, todos los que tu esposa te daba para que los quisieras y cuidaras. Ningún resentimiento, nada tenía importancia...
Tu esposa huyó con el último de sus hijos, escondiéndolo de tí, para poder salvar su vida y poder llevarla a cabo.

martes, 3 de noviembre de 2009

Quiero

Quisiera saber escribir poesía
para enlazar los versos y
formar poemas que te lleguen
al corazón.

Que todas mis rimas sean para tí,
cada palabra, cada suspiro.
Poder sentirte cerca, junto a mí
en todo momento, sin que nada
nos separe, o lo impida.

Sentir.
Poder.
Vivir.

Tenerlo todo a nuestro alcance,
no sentir nuestras camas vacías
despertar a tu lado, abrazarte
y contemplar tu mirada dormida.
Besar tus labios.
El primer beso de buenos días.

Quisiera saber escribir poesía
y que algunos versos te lleguen
al corazón.

lunes, 2 de noviembre de 2009

*

Poder besar tus lágrimas
consolando tu llanto en un largo abrazo.
Sacarte tu mejor sonrisa
acariciar tu rostro y pronunciar un te amo.

viernes, 30 de octubre de 2009

Muñeca de porcelana

Ella me observaba desde lo alto del enorme televisor. Tan pequeña, con sus rasgos perfectos, sus ojos, que me miraban fijamente. Los pequeños bracitos ligeramente curvados hacia delante. La nariz, los pómulos y las piernas, todo diminuto. Un vestido rojo cubría su torso.

Un torso frío. Como el mármol, o más bien la porcelana. Tan frágil que con una pequeña caida o golpe se puede romper en mil pedazos. Tan pálida que el pequeño rubor de sus pómulos parecía rojo sangre en comparación con su color albino. Y me miraba, me llamaba a que la cogiera con delicadeza y que la cuidara.

Muñequita de porcelana, debí hacerte caso en su momento, colocarte en mis manos suavemente y esconderte. Aun no olvido tus suaves cabellos negros, ni el terciopelo de tu vestido rojo escarlata, con encajes blancos y delicados lazos negros que trazaban la forma de tu torso.

Rota, despreciada y abandonada has acabado, debí haberte cogido, para librarte de ese cruel destino que una muñeca tan hermosa, frágil y pequeña no merecía.

Aguas cristalinas

Los rayos del Sol casi me impedían ver más allá de los árboles, cuyas hojas verdes estaban ligeramente mojadas por el rocío. Cascadas, un inmenso lago cristalino, con el agua más pura que jamás ví. Rodeado de más árboles, que se ven pequeños desde donde me encontraba. En el agua, se reflejaban los prados y las montañas que se visualizaban a lo lejos, montañas con un tono morado o rosa. En la cima de ellas, había un poco de color blanco, por la nieve.

Me sumerjo en las profundidades de las aguas, nadando sin dejar de maravillarme de todos los colores que me rodean. Con mis manos intento encontrar algo que haga que el agua deje de ser tan pura. Pero no lo encuentra, el agua es pura, cristalina.

En mi interior, siento que he encontrado el lugar donde de verdad quiero estar, pero en el que aún no puedo quedarme. Quizá vuelva dentro de unos años, cuando me lo permitan. Iré agarrada de la mano con la persona que amo, y allí conseguiremos crear nuestro mundo repleto de colores, sin nadie que lo impida y que distorsione nuestro paraiso.

Frío

La risa crecía en la pequeña estancia, mientras jugábamos sin pensar en otra cosa que en la diversión. Al acabar el juego, la música nos invade ahora. Melodías que incitan a los espíritus adentrarse en nuestro mundo de mortales, y que no suelen gustarles a todos. Decidimos parar las canciones.

Tarde.

Una, dos, no sé cuantas almas se presentaron en aquel lugar. La risa se pierde, aparece el frío y sentimos como algo en nuestro interior se apaga.
Intentamos solucionarlo con canciones rítmicas y alegres, pero la sonrisa no apareció de nuevo en nuestro rostro. Nervios, miedo e inquietud se apoderan de nosotros.

No se lleva a cabo ninguna aparición, pero sabemos que están ahí, ¿observando? ¿intentando hacer daño? Yo no lo sé. Pero pueden sentirse, y eso no quita el hecho de que están. Tal vez la Luna los inciten a aparecer esta noche, o mañana. La noche de los difuntos aún no ha comenzado.

lunes, 26 de octubre de 2009

Tiempo en mis manos

El antiguo reloj de pared seguía marcando el paso de los segundos. También lo hacía mi reloj de pulsera, un pequeño reloj colgante que estaba sobre la mesita y aquel dichoso reloj digital que nunca me gustó. Cada uno marca lo mismo, el paso del tiempo. Y es que el tiempo es algo que pasa costantemente, algo muy preciado del que me gustaría disfrutar a cada segundo del sonar de sus agujas. Por eso, amor mío, solo deseo que el tiempo se detenga algún día y que emprendamos el camino en busca de nuestra Isla flotante eternamente.

Poder vivir toda la vida saboreando tus labios, no estar en otra parte que no sea entre tus brazos y sentir a cada instante tu respiración en mi piel. Poder detener el tiempo a mi antojo, y volverlo a llevar a su curso en algún momento. Porque el tiempo sigue pasando, a la vez que mis dedos se posan en las teclas para continuar escribiendo, cuando en realidad lo que más deseo es que mi tiempo esté siempre enlazado al tuyo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Corazón lleno de odio

Estabamos todos atrapados en una gigantesca jaula atada por cadenas enganchadas a un techo que no se veía a causa de la oscuridad. No sabíamos como habíamos llegado hasta ahí, y asustados, nos ofrecíamos entre todos un abrazo para reconfortarnos mutuamente. De la oscuridad escuchamos la voz de un hombre hablando en una extraña lengua. Pronto, una luz roja iluminó la estancia. Estabamos sobre un escenario no muy alto y veía dos grandes escaleras que conducían al mismo lugar.

Dos hombres se acercaron a la jaula mientras seguían hablando, luego se callaron y nos miraron. Sus ojos se volvieron rojo sangre mientras nos observaban fijamente uno a uno. Uno de ellos le proporcionó al otro un movimiento brusco con la cabeza hacia la jaula en señal de orden. Como respuesta, el otro hombre se acerco a nosotros. Abrió la puerta y sin dudarlo un instante me agarró del brazo y me empujo hacia él. Mis compañeros me agarraron entre todos para no dejarme ir con aquel hombre, pero el era demasiado fuerte y consiguió sacarme de la jaula y volver a cerrarla de nuevo.

Mis gritos perturbaban la paz de la estancia.

Me tiró bruscamente al suelo y el otro hombre se acercó a mí con algo plano y cuadrado en las manos. Un espejo. Mis gritos aumentaron, mientras me resistía a mirar mi reflejo. Pero finalmente, me obligaron a mirar. Mis gritos cesaron, mi mirada estaba fija en un reflejo que mostraba mi imagen, pero con una sonrisa siniestra en la cara. Saqué las fuerzas para levantarme, arrebatar el espejo al hombre y correr escaleras arriba. Me perseguían muy de cerca y al llegar a la parte superior de las escaleras, lancé el espejo hacia abajo, provocando que este se rompiera en mil pedazos.

Una luz blanca salió del espejo, buscándome. Corrí de nuevo escaleras abajo, esta vez las contraria. Pero la luz siempre es más rápida, así que me alcanzó, provocando que mi mente se sumergiera en la oscuridad.

Desperté y pude ver a mi alrededor, pero no podía moverme. Solo podía ver a través de mi mente, estaba encerrada en su interior, y otro alma controlaba ahora mi cuerpo. Pude observar como mi cuerpo se acercaba a los hombres y se quejaba de que el cuerpo era demasiado débil.
Ahora entendía el idioma. Dijeron que este cuerpo era el que poseía el corazón más lleno de odio en comparación con los demás y que pronto buscarían un sustituto. Mis labios sonrieron.

Uno de los hombres dijo que aún no estaban seguros de que el control había sido un exito, que quizá fingía. Pero mi cabeza negó. Me propusieron una prueba... matar. De un lado de la habitación, salieron personas que jamás había visto. En mis manos se posó una motosierra, y, sin dudarlo, mi cuerpo empezó a mutilar a las personas una a una. Cuando acabó la matanza, mis dedos recorrieron el filo de la motosierra y se mojaron en la sangre, llevandose de nuevo los dedos a la boca y lamiendo la sangre.

Entonces, propusieron que matase a mis compañeros.

"No, eso no, por favor."

Mi cuerpo se acercó a la jaula, y cuando empezó a abrirla, toda mi furia se desató, haciendo que recuperara la posesión de mi cuerpo. Rápidamente les dije que salieran al exterior, que no tenía mucho tiempo. Agarré de la mano a la persona que amaba y dirigí a todos a la puerta y la abrí antes de que los hombres nos alcanzaran. Entre lágrimas, nuestras miradas se cruzaron. Todos salieron, menos la persona que agarraba mi mano. Le sonreí y le dije que todo iría bien, soltando su manos. Se dio la vuelta para salir, y antes de cerrar la puerta tras ella, se volteó rapidamente mostrándome en su mirada un gran desconcierto, seguido de el dañino entendimiento y un grito de dolor.

La puerta se cerró del todo y tras de mí los hombres me alcanzaron y me golpearon hasta sumergirme en la oscuridad total.

sábado, 24 de octubre de 2009

Final del sueño

Me desperté aturdida y examiné mi dormitorio. Había algunas cosas diferentes a las que ví la noche anterior. Mi bolso no estaba a la vista, donde solía estar, no veía mis pulseras, ni ese pequeño reloj en forma de corazón. Ni siquiera el libro que me estaba leyendo estaba ya sobre la mesita, y es prestado, así que tenía que devolverlo. Mi archivador estaba vacío, y algo en mi interior también lo estaba. Mi mirada se posó, escandalizada, sobre ese calendario que colgaba de mi pared, marcando el mes de junio. No podía haberse descolgado, porque si no hubiese caído. Me levanté y agarré mi móvil.

"21 de Junio"

Mi móvil marcaba un fecha diferente a la que debería tener. Miré los mensajes...pocos, demasiado pocos. Me faltaban demasiadas cosas. Algo en mi interior me dijo que me dirigiera hacía elexterior en busca de el mar. Fui hacia él, buscando algo que no llegaba a entender. Al llegar, observé extrañada la multitud... demasiada gente para un mes tan frío.

-¿Será verdad que estamos en junio?

Entre la multitud, encontré los rostros familiares que andaba buscando. Me acerqué y saludé a cada uno. Algo me parecía diferente, algunos se extrañaron al recibir los abrazos...como si no me conocieran. Entonces, todos sonrieron y miraron tras de mí. Me di la vuelta lentamente y te ví, con una sonrisa cuya muestra de alegría no alcanzaba tus ojos. Parecían tristes, vacíos... Lentamente, me acerqué a tí. Te pregunté si te pasaba algo y me negaste con la cabeza, con una sonrisa que no me llegué a creer.

Me ofreciste un largo abrazo, te lo devolví sin dudar. Acaricié tu rostro y besé tus labios suavemente... en un beso no correspondido y alarmado por parte tuya. Escuché algunas voces extrañadas a mi espalda, otras de burla. Miré tu rostro, y vi sorpresa en él, a la vez que rechazo y lástima. En tu mirada, comprendí que había acabado lo que nunca había empezado. Que nunca tuvimos aquellas tardes de verano, ni aquel amanecer, ni aquellos besos y caricias que nos hacían estremecer. Que todo fue un sueño de una noche, algo que nunca existió. Que ha sido un sueño que ha conseguido enamorarme, hacerme sonreir y alegrar cada segundo de mi existencia. Lágrimas recorrían mi rostro, al contemplar en tus ojos una negativa aplastante que me hace caer a la más profunda melancolía.

viernes, 23 de octubre de 2009

Manos ensangrentadas

Mi mano sostiene el cuchillo ensangrentado por la sangre de aquellas personas a las que quise...cuando aún seguían vivos.
También tiene la sangre de las personas a las que más odiaba, las que según mi mente, merecían morir.
Pero una parte de mí agoniza, sufre la pérdida de la gente que quería, y piensa que, por mucho odio que guarde mi corazón por las otras víctimas, tenían derecho a seguir con sus vidas...a ser posible no muy placentera.
Dentro de mi cuerpo se sigue rigiendo una lucha entre dos almas diferentes, odiar o amar, matar o dar vida, sufrir o disfrutar... el gran debate que sufre mi interior aumenta al ritmo en que corre la sangre. Pude sentir el cuchillo atravesar sus corazones, la sangre caer y alcanzar el puño del cuchillo, haciendo que llegase a mi mano y pudiera sentir el tacto cálido y espeso de la sangre. Ahora este cuchillo posee la sangre de todos y cada uno de ellos.
Pero mi mano lo suelta de golpe, en un gesto asqueado observo el rojo que tiñe ahora mis manos. Mi sombra se alarga a la vez que yo me alejo hacia alguna parte, donde poder ganar la batalla que tengo contra mi cordura.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cortijo Jurado

Recorro el camino iluminado por los rayos del Sol. Me veo rodeada de verdes árboles con reflejos de la luz. El camino acaba con un maravilloso puente de piedra con un río cristalino bajo él. A lo lejos visualizo un gran cortijo...

"Cortijo Jurado"

Un letrero me indica su nombre, pero no me hacía falta leerlo para saber el nombre de ese gran cortijo que tantas veces me ha llamado la atención. Me quedo quieta, contemplando su estructura.
Observo la entrada. La puerta está abierta y me invita a entrar al interior. Emprendo un camino para llegar a él, sin apartar la mirada un segundo. Antes de entrar, me aseguro de que no hay nadie alrededor o en el interior. Al ver que no hay nadie, me dispongo a entrar, pero al echar mi último vistazo a una ventana me doy cuenta de que algo se mueve. Vuelvo a dirigir mi mirada hacia la ventana y visualizo que hay pequeñas luces blancas en el interior de la estancia flotando. Me dañaban levemente la vista, pero no me impedía seguir mirándolas.

Poco a poco, las luces iban más rápido, y en ocasiones se juntaban dos para crear una más grande. Hasta que solo quedaba una enorme luz que empezaba a tomar la forma de la figura de una mujer. Emitía una luz propia...sobrenatural, tenía un vestido blanco, la piel pálida y con cabellos negros. Apenas ví su rostro, ya que me dí la vuelta para salir corriendo de aquel lugar. Solo pude ver como dirijía su cabeza hacia mí y me señalaba con el dedo, con una sonrisa siniestra.

martes, 20 de octubre de 2009

El interior del espejo

Me asomo de nuevo, ahora sonrie, me mira amenazante, la miro, mi cuerpo se sumerge en un mar de pánico. El reflejo vuelve a atraparme sin dejarme escapatoria. Sus ojos, tan diferentes a los mios... pícaros, fríos y con un brillo evidente de maldad. Su rostro me muestra la muerte, al cambiar repentinamente de como deberia estar. El frío me envuelve, estoy sola, asustada... Creo que mi puerta está cerrada, pero no puedo comprobaro porque no puedo moverme, ni gritar, ni llorar, ni desmayarme, ni pensar en otra cosa que no sea lo que mis ojos ven.

-Sumergete en el interior del espejo, dónde todo es lo contrario, dónde la maldad y la bondad cambian con respecto a tu mundo. Cámbiate por mí, ven a mi mundo, comete las maldades que tanto deseas hacer. Odia, maltrata, insulta y mata. Siente la soledad, el rechazo. Olvida lo que es amar, olvida todo lo que has amado, querido o apreciado.

Con esfuerzo, negué levemente con la cabeza. No deseo matar, ni saborear la amargura de la soledad o el rechazo... ni olvidar todo lo que amo. Quiero reir, jugar, ser feliz y hacer feliz, amar, disfrutar. No quiero entrar a un mundo frío y sin vida.

-En el fondo, deseas la desgracia ajena,¿me equivoco? ¡Vamos, ven!

-¡NO!

Mi negativa salió quebrada por culpa del pánico, no puedo bajar el nudo que se me ha vuelto a formar en la garganta. De nuevo, el miedo me encoge el corazón.

Ahora, mi reflejo me mira con odio. Una luz azulada sale del espejo, iluminando toda la habitación y dañando mis ojos. Me alcanza y toma posesión de mi cuerpo. Duele, hiela la sangre... Todo es oscuro, no puedo retomar el control de mi cuerpo. Ahora es posesión de alguien que va a causar daño a todo lo que amo.

El espejo refleja la imagen de mi habitación y de una persona parecida a mí... solo que esta posee dos almas, ambas muy diferentes. La lucha entre ellas acaba de empezar.

sábado, 17 de octubre de 2009

Alma enfadada

Casandra corría por el pequeño jardín oscuro. Hace ya un año que no iba a su patio trasero, y esta vez fue para visitar el lugar donde enterró a Derek. Ahora él la persigue, no en su mejor estado. Su alma enfadada vuelve para recuperar su cuerpo, y para llevarse a su amada con él. Él solo pedía su amor, su mano y comprartir su vida con ella para siempre. Ella pedía vivir tranquila, sola, sin nadie que la molestase.

Los árboles se interponen en el paso de Casandra, y ramas por el suelo hacen que ella dé pequeños tropezones sin llegar a caer. A lo lejos, un ser inhumano y sin vida corre cómo si aún la conservase, persiguiéndola sin rendirse. Las lágrimas recorren el rostro de Casandra, que desesperada grita para que alguien vaya a socorrerla... sin éxito, su casa está demasiado aislada. Siente como su respiración empieza a fallarle, y como su corazón le pide que pare para recuperar su ritmo normal. Ignora su cansancio y aumenta la velocidad. Una rama se interpone de nuevo en si camino, pero esta vez haciéndola caer. Rápidamente se levanta y mira hacia atrás para ver por dónde la sigue su perseguidor, pero no hay nadie.

Asustada, se levanta y se voltea para seguir corriendo en la dirección inicial. Pero al empezar a correr siente como una mano atraviesa su pecho y le arranca el corazón. Antes de que la oscuridad la envuelva, ve el rostro de Derek, con una sonrisa de satisfacción trás cumplir su venganza.

Peculiares aromas

Un perfume toca mi piel, su aroma peculiar consigue descontrolarte. Siento tu cuerpo, que se apodera de mí. Tus labios besan freneticamente los míos, se apoderan de mi cuello, buscando el lugar donde se encuentra ese aroma. Te siento, cálida y temblorosa. Tus manos me buscan, me acarician...

Respiraciones acompasadas, aumentando. La calma llega, seguida de un beso dulce, suave y largo.
Ojalá no termine nunca ese beso. Me hundo en tu aroma y tu calor, mientras descanso en tu hombro, cubierta por tus brazos, que me confortan y me hacen rozar el cielo.

viernes, 16 de octubre de 2009

Reencuentros

En el pequeño rellano con baldosas de mármol blanco y paredes de corcho anaranjado, espero sentada sobre las pequeñas escaleras mirando a través de la puerta de cristal. El día es lluvioso, pero mi esperanza sigue en pie, se que vendrás a verme y a darme un abrazo. Finalmente llegas, tu sonrisa no ha cambiado en nada, ni tu mirada, estas un poco más alta, y algo mas esbelta. Nos sumergimos en un abrazo, las lágrimas recorren nuestro rostro. Volamos en el interior del pequeño rellano, saltamos las escaleras, que se han vuelto laberínticas. Jugamos como crías, riendo como en los viejos tiempos.

-Te he echado de menos.

Giramos para siempre

Surcando el cielo celeste, volando a través de las nubes.
Tú a mi lado, girando juntas para siempre, en nuestra Isla flotante.

Amanecer

Con los ojos entrecerrados, puedo llegar a ver la luz entrar por la ventana. Siento tu figura detrás de mí, cálida, inmovil, dormida. Me quedo quieta para no interrumpir tus sueños, deseando que te haya servido tu remedio contra las pesadillas. O eso dices que soy. Siento como te revuelves, tu respiración cambia ligeramente suspirando, despertando. Sigo quieta, con los ojos cerrados saboreando este momento. Tus manos empiezan a recorrer mi piel, mi espalda. Tus labios me rozan suaves. Lentamente, me muevo para encontrar tu mirada y tu sonrisa, ambas adormecidas. Beso tus labios, en un beso lento, con el dulce sabor especial de la mañana. El beso cesa, nos miramos sonriendo. Nunca había sentido algo tan especial, el mejor anochecer. El mejor amanecer. Ambos a tu lado, mi mayor tesoro.

-Buenos días, mi amor.

miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Olvidar?

El pasado nos acecha, nunca podremos dejarlo atrás. Nos persigue, nos tortura, influyendo al presente y quizá al futuro. Duelen los recuerdos de las cosas que podrían haber sido y no fueron, de la gente que pensaste que te quería y resultó lo contrario, las sonrisas falsas...
Y aunque no lo creas, sospecho de que sigues buscando tu pasado, e intentas rectificar los errores que cometiste, buscas el perdón y limpiar tu sucia conciencia.
O tal vez me equivoco, solo es curiosidad, recuerda que esta mató al gato, y volverá a hacerlo otra vez. Tu mente es demasiado fría, tu corazón es oscuro, negro y vacío. Pero acabarás en una profunda soledad y tristeza. A la gente como tú no la quieren, la desprecian, la odian y la apartan. Puedes reírte de las cosas que te parecen patéticas o del daño que una vez hiciste, tal vez el placer de hacer daño a los demás te ciega, o quizá lo hiciste inconscientemente, cosa que realmente dudo. Venga, adelante, ríete, sin miedo. Puedes reir, llorar, rectificar o aprender, puedes seguir tú vida como si nada hubiese pasado, puedes criticar, mentir, odiar. Pero recuerda que el pasado siempre quedará, que recibirás lo mismo que diste, que tal vez obtengas el perdón de las personas. Pero nunca, jamás, podrás olvidar...

En mi ventana

En la oscuridad de mi habitación, despierto aturdida después de un sueño extraño. Me muevo para acomodarme de nuevo y dormir. Pero mientras busco la comodidad, escucho un ruido provenir de la ventana. Me asusto e intento ignorarlo, pero el sonido no cesa. Decido levantarme y comprobar que causa el ruido. Lentamente me dirijo hacia la ventana, cubierta por unas cortinas de fina seda roja. Aparto las cortinas y te encuentro, regalandome una sonrisa y reflejando ternura en tus ojos. Sorprendida, abro la ventana y desciendes al interior de la habitación. Muevo los labios para empezar a hablar, pero tus labios cubren rapidamente los míos antes de poder pronunciar palabra alguna, y nos sumimos en un beso lento y dulce. Me guías hacia la cama y, sin parar de besarnos, nos echamos sobre ella. Continuamos con nuestro beso y nuestras tiernas caricias, hasta que me hundo en la calidez de tus labios. Me arrimas contra tí, y me cubres con tus brzos, haciéndome caer de nuevo en el mundo de los sueños, y gracias a tí, encontraré la entrada a Metáfora.

lunes, 12 de octubre de 2009

Luces de la noche

Mi mente se aleja de nuevo, a los lugares que logra imaginar.La oscuridad de la calle me traga, solo la luz de la Luna me sirve cómo guía. En los estrechos callejones iluminados por una nítida luz, contemplo a los gatos negros escurrirse por ese callejón, y a los perros aullar a la Luna. Aullidos que anuncian la muerte, que me hacen estremecer de miedo y me incitan para salir de ahí. Sigo recorriendo las calles oscuras, buscando algún indicio de luz, a parte de la que me ofrece la Luna, como siempre, acogiendome. La noche hace que estas calles sean hermosas, convenciendome de que este es mi lugar, de que no debo hallar la luz, de que tengo que quedarme aquí para siempre, contemplando la belleza de este lugar. No hay nadie a mi alrededor, estoy sola, pero no tengo miedo. De pronto, las calles empiezan a iluminarse con correlativas luces en los tejados de las casas. Pequeñas luces amarillentas, formandome un camino para recorrer. Sigo el rastro de luz que, a cada paso que doy, emprende un nuevo camino. Las luces me conducen a una pequeña plaza, decorada solo con más luces como las anteriores. Una plaza llena de árboles y jardines hermosos. En medio de ella, hay una gran fuente de piedra. Me acerco a esta, y contemplo mi reflejo en el agua tranquila, que me refleja a mí, y a todo lo que me rodea.

-¿Estás aquí, o te estás dando un paseo por las nubes?

Una voz cálida y divertida, hace que mi mente regrese al mundo real. Sonrío. De nuevo, me han descubierto soñando despierta.

"Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche."

E.A.P

domingo, 11 de octubre de 2009

Un beso

Sumergiendome en un mundo lleno de sensaciones. Tu beso me hace estremecer, alcanzar el paraiso. Cálido, me envuelve y me acoge, intentando olvidar el frío, y derretirme con su calor. Dulce, distintos sabores en cada beso, cada uno más dulce que el anterior. Tierno, tus labios, me regalan ternura y su suavidad me relaja. Me derrito con el sabor que me ofrece la ternura de tus labios, suaves, frágiles, inagotables...
Lentos, frenéticos, largos, cortos, de distintos tipos, cada uno reflejando y causando miles de sensaciones que no se pueden describir con palabras, aunque todos me afirmen el hecho indiscutible de que te amo con todo mi ser.

sábado, 10 de octubre de 2009

Pequeña isla


En busca de aventuras, encontré una pequeña isla en medio del mar. Recorrí pequeños tramos de piedras, a un paso torpe, pero no me impidió seguir adelante. Un pequeño salto más, y por fín estaba en ella. La exploré, no habia nada, el suelo era piedra seca, con algún que otro rastro de hierba mugrienta...
Seguí caminando cuidadosamente, cuando me encuentré de bruces con un enorme molino de viento, roto. Me entristecí y salí de nuevo en busca de alguien que me ayudase a restaurar esa pequeña isla y a darle vida.
Me encontré a un ángel, el más hermoso de ellos, que en seguida me siguió, aunque siempre él hubiese sido mi guía. Cuando llegamos a la isla, empezamos a recorrerla de nuevo. Todo continuaba igual, triste, solitario y sin vida. Entonces, la marea empiezó a subir, el mar era gris y agitado. Las olas estaban por todas partes, obligandonos al ángel y a mí acercarnos al centro de la isla, huyendo del agua. Nos abrazamos, me levantó del suelo, quedandose él solo en medio de todo y a la vez de nada...
Todo parecía perdido, y cuando empezamos a perder la esperanza, la isla empezó a emerger de las aguas, subió, y siguió subiendo, hasta que alcanzamos el cielo. La isla estaba flotando, en el cielo, un cielo azul y puro. El ángel me soltó, y ambos contemplamos, como crecía hierba del suelo de la isla, cómo se llenaba de los hermosos colores y aromas de las flores... y cómo el molino de viento, comenzaba a mover sus aspas, que ya no eran viejas, si no eran hermosas y relucientes...
Nos miramos, y ambos supimos en seguida lo que habiamos descubierto. Un torrente de felicidad nos invadió, sonreímos y los dos, susurramos al mismo tiempo...
-Al fín encontramos nuestra Isla flotante.

viernes, 9 de octubre de 2009

Espejo burlón

Desafiando de nuevo al reflejo del espejo, esta vez acompañada.Me adentro en la habitación junto a un ángel que me proteje y me susurra al oido que todo irá bien. La oscuridad nos traga, y el espejo cada vez está más cerca de nosotros. Tomo aire, la mirada del ángel es interrogante y protectora.

-¿Estás segura que quieres hacerlo?

Asiento vagamente, no muy segura de mi propia decisión. El ángel me atrae al espejo, colocándome justo delante de él. El miedo empieza a apoderarse de mí lentamente. Mi cuerpo se tensa, y en la oscuridad, contemplo mi mirada aterrada. El ángel acaricia mi rostro.

-No hay nada, todo va bien. Es un espejo normal y corriente, no debes tenerle miedo.

Observo el rostro del ángel, aún mostrándome una mirada tierna y una sonrisa tranquilizadora, sé que está alerta en caso de no poder aguantar más. Sigo contemplando un rato más. Nada cambia, todo es normal... Sé que no puedo aguantar mucho más tiempo. El ángel me pregunta si quiere que lo dejemos por ahora. Asiento de nuevo, con la poca energía que me queda. Me agarra de las manos, y me conduce al exterior del espejo. El ángel está fuera de la visión de espejo... ¿Por qué no ha pasado nada?...

Antes de salir del campo de visión del espejo, observo de nuevo mi reflejo, que no tarda en cambiar para sonreirme sombríamente y despedirme con una mano...

Maldito espejo burlón...

jueves, 8 de octubre de 2009

Su última mirada

Con el corazón rebosante de felicidad, Derek se presentó en casa de Casandra para deleitarse con su presencia. No importa las veces que ella le rechace, o todas las veces que le hizo daño. Él sueña con ella, se desvive por enamorarla, es amor... dulce a la vez que amargo, hermoso a la par que doloroso...solo que a él le ha tocado experimentar solo la parte mala de este sentimiento.
Casandra abre la puerta, un rasgo de sorpresa recorre fugazmente su rostro, volviéndose repentinamente frío y distante. La puerta se cierra de golpe. Derek siguió insistiendo... no es la primera vez, ni la segunda o tercera... a decir verdad ha perdido la cuenta de las veces que lo ha intentado. Finalmente, se dio por vencido. Cuando se estaba dando la vuelta, la puerta se abrió tras él, y contempló la hermosa figura de Casandra... en cuya expresión se veía dibujada una sonrisa. Sus labios hicieron una mueca, y de ellos salió una palabra.

-Adelante.

Inmediatamente, Derek hizo caso y se adentró en aquella casa, rebosante de felicidad. Casandra le sirvió un poco de café. Estaban sentados a ambos extremos de una enorme mesa. Los silencios eran incomodos, Derek solo se movió para dar un gran sorbo a su café. En el rostro de Casandra, apareció una sonrisa fugaz.

-Dejame vivir...- le suplicó Casandra a Derek.

-Si no vives junto a mí, no vivirás junto a nadie. -añadió Derek fríamente.

Derek se levantó bruscamente, agarró un cuchillo y corrió hacia Casandra. Ella se levantó bruscamente de la silla y retrocedió. Entonces, Derek cayó al suelo. Quemaba. Su garganta ardía, no aguantaba el dolor...¿el café? Lágrimas se escapaban de sus ojos, y dirigió su última mirada a la mujer que siempre amó...

-Tuve que acabar con tu vida, para poder vivir la mía...

"Si amas a alguien dejalo libre, si regresa entierrale varios cuchillos de veinte centímetros...si regresa otra vez... entonces ¡corre! ¡solo corre!"

E.A.P

miércoles, 7 de octubre de 2009

El reflejo del espejo

La noche cae, de nuevo muere otro día. Me encierro en mi habitación, agarro un libro y lo abro. Empiezo a leer. La habitación está iluminada por una pequeña lámpara de mesa, con una luz intensa. Cerca de mi escritorio, se encuentra un gran espejo. Sigo sumergida en el mundo que redacta mi libro. La luz comienza a fallar y contemplo, asustada, como de repente me quedo a oscuras en mi habitación. Intento buscar algo que emita luz, y en el camino que recorro para buscarlo, me topo de bruces con el imponente espejo. Emite luz propia, puedo verme reflejada en el perfectamente. Observo mi mirada asustada, mi rostro descompuesto por el miedo... me quedo muy quieta, no puedo moverme. De repente, la imagen que veo empieza a distorsionarse, a cambiar por sí sola. Mi cara se ve deforme, inhumana. Sigo observando como vuelve a la normalidad. Pienso que todo ha acabado, y que pronto volvería la luz de nuevo, pero mi reflejo empieza de nuevo. En esta ocasión, sonríe, y me mira divertida. El pánico me invade, siento como si me sostenieran y me impidieran moverme, o incluso respirar. La chica del espejo, mueve sus brazos libremente, se toca el rostro y se lleva las manos a los ojos... arrancandolos de sus cuencas. Me muestra, sonriendo sombríamente, como sostiene los ojos en sus manos. Quiero gritar, correr, ¡pero no puedo moverme! No puedo hacer nada, me siento impotente, aterrada. Siento el pánico recorrer todo mi cuerpo. Deseo caer desmayada y despertar pensando que todo ha sido una maldita pesadilla. Mi reflejo sigue sonriendo, arroja los ojos hacia otro lado, y extiende sus brazos hacia el espejo. Sus brazos salen de él, y finalmente, siento como sus manos ensangrentadas, me agarran fuertemente del cuello, arrastrandome con ella al interior del espejo.

martes, 6 de octubre de 2009

Olvidando todo lo que nos rodea...

Risas en la noche, la luna sobre todos nosotros nos observa, reluciente. Te sonrío y me interrogas con la mirada. Nuestros cuerpos se tienden sobre la fresca manta de hierba verde. Siento el sabor de tus labios en los mios, dulces, cálidos... su ternura me hace alcanzar el paraiso. Nuestras respiraciones van al unísono, cada vez más acelerdas. Siento tus manos en mi cintura, acercandome más a ti. Deseo estar lo más cerca posible de tí, sentir tu piel contra la mía, derretirme en un beso que no acabe jamás. Pequeños movimientos hacen que tu respiración aumente aún más y se escapen leves gemidos entre tus labios. Recordando de golpe la situación, sonreimos y nos besamos lentamente. Nos miramos, y ambas entendemos el significado de nuestras miradas... arde dentro de nosotras, se hace más intenso... nada puede extinguir una llama tan intensa...el deseo.
Partimos a casa, mientras siguen resonando en mi mente las palabras que, misteriosamente, logras escuchar sin necesidad de pronunciarlas en alto, resuenan cada instante que pasa, a cada segundo, y jamás me cansaré de repetir una y otra vez impregnandolas de dulzura y sinceridad... te amo.

lunes, 5 de octubre de 2009

El camino hacia la Luna

La Luna me mira desde el cielo, la contemplo admirando su hermosura. Una noche turbia, ella permance detrás de las nubes invisibles. Te busco para poder encontrarte completa y bella.
Luna de plata, en la noche apareces, blanca y deslumbrante. Me pierdo en tu belleza, no deseo apartar mis ojos de ti, me hipnotizas y me envuelves con tu resplandor. Sigo tu camino, guíame hacia tí y dejame encontrarte. Camino por la orilla, te visualizo en el mar, mientras te bañas desnuda, con un vestido hecho de espuma. Me dirijo despacio hacia el mar, intentando alcanzarte. Me acerco, te miro y sonrio, me acoges en tu regazo, por fín te encontré, me hundo en tu hombro y escucho tus palabras susurando en mi oido:

-Te he estado esperando.

Todo perdido

Lágrimas caen de mis ojos, al sentir como muere una gran parte de mi ser. No deseo más que cerrar los ojos y no volver a abrirlos jamás, reunirme con aquella a la que amé mientras aún vivía y sigo amando con cada fibra de mí ser. Esperando una llamada que nunca llegará. Lamentando la pérdida de sus besos, sus caricias, su mirada tierna y protectora… Esa noche lo perdí todo, mi hogar y mi vida. Contemplando como derrumban brutalmente aquel lugar donde me crié, escombros en la claridad del día. Buscando un lugar donde poder empezar de nuevo, pero no tengo ánimos de seguir. Quiero caer al suelo, encogida, mientras la pena me envuelve, amarga, mortal… agotar las lágrimas que me quedan, y no sentir nada nunca más.