lunes, 21 de diciembre de 2009

Otoño

Los árboles estaban casi desnudos, el paisaje mostraba solo el color marrón y algunos variantes de él. Tu mano sujeta la mía y caminamos a un ritmo lento. No se escucha ningún ruido, tan solo nuestras pisadas y el crujir de las hojas al romperse por ellas. En ocasiones, apoyo mi cabeza sobre tu hombro y seguimos caminando en esa posición.

Algunas hojas siguen cayendo de los árboles, y cuando caen sobre tu pelo, te la quito sonriendo y besandote en la mejilla a continuación. Llegamos a un pequeño lago y nos sentamos en un banco que mira hacia él. Me echo en tu hombro y cierro los ojos, escuchando el cantar de algunos pájaros, saboreando este momento. Tu aroma me llega y siento tu mano acariciar suavemente mi rostro, mis labios. Abro los ojos lentamente y veo tus ojos reconfortantes.

Nos hundimos en un beso suave, cálido y único. El paisaje y nosotras nos unimos, creando solo nuestro momento; tú, yo y el otoño.

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