sábado, 26 de marzo de 2011

Lecciones

De acuerdo, ¡Márchate si es lo que quieres, estúpido mago! Que no te importe nada más, si solo hemos sido para tí una aventura más. Ni un "adiós" que delate tu ida, tan solo un hechizo adormecedor.
Pero te lo agradezco. Gracias a tí ahora sé que no debo confiar en nadie, no puedo dejarme llevar siempre por los sentimientos. Si vuelvo a verte será como quieres, reservada y desconfiada. ¿Es lo qué quieres, no? Y en caso contrario, es lo que has causado.

-¡Te odio, te odio!-Grito mientras golpeó un inocente árbol.

-Kyra, para.-La voz de mi padre, lejana, y sus manos, detienen mis puños.

Y aquí comenzamos nuestra nueva aventura. Mi nueva vida después de muchos cambios, y por fin he aprendido la lección. A tí te gustaban las lecciones, ¿no, Sol?

domingo, 20 de marzo de 2011

Una decisión

No me importa en absoluto mi pena, aunque aún desee morir. Jamás atenderé a las obligaciones que me imponga un rey hipócrita que dice ser el reflejo de Dios. Tenemos que ir, Azazel, un druida, Andrue y dos guardias a conseguir algo que una organización secreta de magos posee y vendrá bien al rey. Pero él no sabe que final dibujaré.
Aunque intento escapar al principio de nuestra misión, finalmente accedo a ayudar. Azazel me juzga de ladrona, pero mejor ladrona que seguir a un rey a ciegas.

La batalla comienza sin apenas darme cuenta. Vencemos e intentamos interrogar a uno de los magos que nos atacaron, que decide quitarse la vida.

-Tenemos que buscar a una niña.-Nos informa Andrue.

-¿Una niña? ¿Qué quiere hacer el rey con ella?

-Protegerla, Ilona.-Desde luego, eso es algo que no puedo creer, ni mucho menos. Y en mi cabeza se va formando un plan que parece enrevesado, pero es lo mejor que podré hacer por esa pobre niña.

Llegamos a la orden con la excusa de que llevamos a un herido, y no tardan en atacar cuando ven la ocasión. Y me piden ayuda, pero mi arpa jamás será tocada por un acto tan miserable como el que yo deduzco que están planeando.

-Ve a buscar a la niña.-Me ordena Andrue. Encantada. Voy hacia unas mazmorras en la que encuentro a una niña morena encadenada, por suerte, no es difícil liberarla.

Y aquí me veo ahora, huyendo de aquel lugar con una niña en brazos, a la que espero poder cuidar para que no vuelvan a hacerle daño.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Magia

Porque la magía existe,
tan solo hay que creer en ella.
Es imposible que en un mundo
en el cual la mayor parte se compone
de cosas malas,
no puede ser que no exista otro
solo para las personas o criaturas
mas puras de corazón.

Volar es posible,
los sueños lo consiguen.
Si pretendes volar que sea sin miedo.
Al conseguir no tener miedo y creer
de verdad que pueda volar,
llegará a aquel mundo perfecto
desapareciendo de este.
Quien no consiga vencer su miedo
tan solo debe despertar del sueño
e intentarlo de nuevo la próxima vez.

lunes, 7 de marzo de 2011

Derrota

Aún escuchaba las espadas chocar en la batalla. Hedrek intentaba zafarse de una molestia que lleva poca ropa, mientras que yo estoy luchando contra un hombre bastante grande y con un arma más fuerte que la mía. Obviamente, me golpea en el costado dejándome inconsciente.

[...]

Despierto, consigo descubrir dónde está el niño que buscaba, bastante desconfiado de mí y muy asustado.

-Tranquilo, te sacaré de aquí, lo prometo.

-Los adultos mienten.-Es cierto, y ojalá yo no sea un adulto que mienta e incumpla esta promesa.

Intento desatar las cuerdas que me agarran de las muñecas, pero antes de conseguirlo, el hombre llega. Me exige respeto, me amenaza, y además pretende usarme como cebo para matar a Hedrek. Me advierte que me azotará hasta que aparezca. Imagino la escena en mi cabeza como una imagen fugaz, pero lucida.

Yo, en mitad del claro y él detrás, con un látigo más o menos proporcional a su espada. Un golpe, doloroso y desgarrador, igual conseguiría resistir el impulso de gritar. Pero sé que en algún momento desistiré y gritaré. Por lo menos espero tener el valor de gritarle que no venga, que es una trampa y que me deje morir, pero sé que no lo hará, porque en mi mente lo veo llegar gritando que deje de azotarme. Estaré débil por lo que no podré ayudarle y después no sé lo que pasará.

Sin embargo, en un momento fortuito consigo librarme de él y salir corriendo mientras me deshago de las cuerdas de mis muñecas, y es aún mejor cuando él tropieza con ellas. Huyo, nunca había corrido tanto, y aunque me duele la herida, tengo hambre, sed y sueño, intento alejarme lo máximo posible hasta finalmente, caer agotada.

[...]

De nuevo mis ojos se abren, siento el suelo frío, y mis huesos entumecidos. Busco una cueva para refugiarme de ellos, es decir, del frío y del hombre. O de cualquier otra persona, pues ahora mismo no podría vencer. La encuentro y después de muchos intentos fallidos, al lanzar una piedra contra una pared consigo hacer fuego. Es bastante acogedor, y nunca pensé que esta cosa tan pequeña me reconfortaría tanto. Escucho pasos de caballos. Antes de que me descubran, decido apagar la hoguera y esconderme más adentro. Una figura de un hombre que lleva dos caballos entra en la cueva y sin ninguna dificultad, hace fuego. Me ve.

-¡Ah!

-¡Ah!-Grito yo también. Es Hedrek, y como siempre, consigue sacarme un grito.

-Eres… ¿tú?-Se acerca lentamente a mí con las manos extendidas para sostener mi rostro.-Creí que te había perdido.

-He conseguido huir.-Mientras hablo, nos tumbamos cerca de la hoguera, quedando yo sobre él, en su pecho, sin duda la mejor cama.

-¿¿Qué te han hecho??-Pregunta mirando la herida que poseo en el costado.

-No es nada…-Pero él comienza a curarme. Aunque duele un poco, es un alivio.

-Duérmete, necesitas descansar.

-¿Y tú?

-Yo también.

-No te creo.

-Venga, duerme, por favor.

De acuerdo, te haré caso, más que nada porque no me aguanto en pie. Finalmente ahí descanso, sobre su pecho sabiendo que Hedrek también duerme, o eso espero.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Por si no lo sabes

Odio que cierres los ojos
pues el brillo de ellos me dan la vida,
un brillo inigualable.
Si se cerrasen...
¡oh, si cierran!
que solo sea para descansar la mirada
o para soñar.
O... que se cierren solo
cuando mis humildes labios
rocen los tuyos.
Un beso que lleva escondido
segundos, y me pesan como años.
Y si yo cierro los ojos, que sea
solo y cuando sepa
que tú estás bien.