domingo, 20 de marzo de 2011

Una decisión

No me importa en absoluto mi pena, aunque aún desee morir. Jamás atenderé a las obligaciones que me imponga un rey hipócrita que dice ser el reflejo de Dios. Tenemos que ir, Azazel, un druida, Andrue y dos guardias a conseguir algo que una organización secreta de magos posee y vendrá bien al rey. Pero él no sabe que final dibujaré.
Aunque intento escapar al principio de nuestra misión, finalmente accedo a ayudar. Azazel me juzga de ladrona, pero mejor ladrona que seguir a un rey a ciegas.

La batalla comienza sin apenas darme cuenta. Vencemos e intentamos interrogar a uno de los magos que nos atacaron, que decide quitarse la vida.

-Tenemos que buscar a una niña.-Nos informa Andrue.

-¿Una niña? ¿Qué quiere hacer el rey con ella?

-Protegerla, Ilona.-Desde luego, eso es algo que no puedo creer, ni mucho menos. Y en mi cabeza se va formando un plan que parece enrevesado, pero es lo mejor que podré hacer por esa pobre niña.

Llegamos a la orden con la excusa de que llevamos a un herido, y no tardan en atacar cuando ven la ocasión. Y me piden ayuda, pero mi arpa jamás será tocada por un acto tan miserable como el que yo deduzco que están planeando.

-Ve a buscar a la niña.-Me ordena Andrue. Encantada. Voy hacia unas mazmorras en la que encuentro a una niña morena encadenada, por suerte, no es difícil liberarla.

Y aquí me veo ahora, huyendo de aquel lugar con una niña en brazos, a la que espero poder cuidar para que no vuelvan a hacerle daño.

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