viernes, 30 de octubre de 2009

Muñeca de porcelana

Ella me observaba desde lo alto del enorme televisor. Tan pequeña, con sus rasgos perfectos, sus ojos, que me miraban fijamente. Los pequeños bracitos ligeramente curvados hacia delante. La nariz, los pómulos y las piernas, todo diminuto. Un vestido rojo cubría su torso.

Un torso frío. Como el mármol, o más bien la porcelana. Tan frágil que con una pequeña caida o golpe se puede romper en mil pedazos. Tan pálida que el pequeño rubor de sus pómulos parecía rojo sangre en comparación con su color albino. Y me miraba, me llamaba a que la cogiera con delicadeza y que la cuidara.

Muñequita de porcelana, debí hacerte caso en su momento, colocarte en mis manos suavemente y esconderte. Aun no olvido tus suaves cabellos negros, ni el terciopelo de tu vestido rojo escarlata, con encajes blancos y delicados lazos negros que trazaban la forma de tu torso.

Rota, despreciada y abandonada has acabado, debí haberte cogido, para librarte de ese cruel destino que una muñeca tan hermosa, frágil y pequeña no merecía.

Aguas cristalinas

Los rayos del Sol casi me impedían ver más allá de los árboles, cuyas hojas verdes estaban ligeramente mojadas por el rocío. Cascadas, un inmenso lago cristalino, con el agua más pura que jamás ví. Rodeado de más árboles, que se ven pequeños desde donde me encontraba. En el agua, se reflejaban los prados y las montañas que se visualizaban a lo lejos, montañas con un tono morado o rosa. En la cima de ellas, había un poco de color blanco, por la nieve.

Me sumerjo en las profundidades de las aguas, nadando sin dejar de maravillarme de todos los colores que me rodean. Con mis manos intento encontrar algo que haga que el agua deje de ser tan pura. Pero no lo encuentra, el agua es pura, cristalina.

En mi interior, siento que he encontrado el lugar donde de verdad quiero estar, pero en el que aún no puedo quedarme. Quizá vuelva dentro de unos años, cuando me lo permitan. Iré agarrada de la mano con la persona que amo, y allí conseguiremos crear nuestro mundo repleto de colores, sin nadie que lo impida y que distorsione nuestro paraiso.

Frío

La risa crecía en la pequeña estancia, mientras jugábamos sin pensar en otra cosa que en la diversión. Al acabar el juego, la música nos invade ahora. Melodías que incitan a los espíritus adentrarse en nuestro mundo de mortales, y que no suelen gustarles a todos. Decidimos parar las canciones.

Tarde.

Una, dos, no sé cuantas almas se presentaron en aquel lugar. La risa se pierde, aparece el frío y sentimos como algo en nuestro interior se apaga.
Intentamos solucionarlo con canciones rítmicas y alegres, pero la sonrisa no apareció de nuevo en nuestro rostro. Nervios, miedo e inquietud se apoderan de nosotros.

No se lleva a cabo ninguna aparición, pero sabemos que están ahí, ¿observando? ¿intentando hacer daño? Yo no lo sé. Pero pueden sentirse, y eso no quita el hecho de que están. Tal vez la Luna los inciten a aparecer esta noche, o mañana. La noche de los difuntos aún no ha comenzado.

lunes, 26 de octubre de 2009

Tiempo en mis manos

El antiguo reloj de pared seguía marcando el paso de los segundos. También lo hacía mi reloj de pulsera, un pequeño reloj colgante que estaba sobre la mesita y aquel dichoso reloj digital que nunca me gustó. Cada uno marca lo mismo, el paso del tiempo. Y es que el tiempo es algo que pasa costantemente, algo muy preciado del que me gustaría disfrutar a cada segundo del sonar de sus agujas. Por eso, amor mío, solo deseo que el tiempo se detenga algún día y que emprendamos el camino en busca de nuestra Isla flotante eternamente.

Poder vivir toda la vida saboreando tus labios, no estar en otra parte que no sea entre tus brazos y sentir a cada instante tu respiración en mi piel. Poder detener el tiempo a mi antojo, y volverlo a llevar a su curso en algún momento. Porque el tiempo sigue pasando, a la vez que mis dedos se posan en las teclas para continuar escribiendo, cuando en realidad lo que más deseo es que mi tiempo esté siempre enlazado al tuyo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Corazón lleno de odio

Estabamos todos atrapados en una gigantesca jaula atada por cadenas enganchadas a un techo que no se veía a causa de la oscuridad. No sabíamos como habíamos llegado hasta ahí, y asustados, nos ofrecíamos entre todos un abrazo para reconfortarnos mutuamente. De la oscuridad escuchamos la voz de un hombre hablando en una extraña lengua. Pronto, una luz roja iluminó la estancia. Estabamos sobre un escenario no muy alto y veía dos grandes escaleras que conducían al mismo lugar.

Dos hombres se acercaron a la jaula mientras seguían hablando, luego se callaron y nos miraron. Sus ojos se volvieron rojo sangre mientras nos observaban fijamente uno a uno. Uno de ellos le proporcionó al otro un movimiento brusco con la cabeza hacia la jaula en señal de orden. Como respuesta, el otro hombre se acerco a nosotros. Abrió la puerta y sin dudarlo un instante me agarró del brazo y me empujo hacia él. Mis compañeros me agarraron entre todos para no dejarme ir con aquel hombre, pero el era demasiado fuerte y consiguió sacarme de la jaula y volver a cerrarla de nuevo.

Mis gritos perturbaban la paz de la estancia.

Me tiró bruscamente al suelo y el otro hombre se acercó a mí con algo plano y cuadrado en las manos. Un espejo. Mis gritos aumentaron, mientras me resistía a mirar mi reflejo. Pero finalmente, me obligaron a mirar. Mis gritos cesaron, mi mirada estaba fija en un reflejo que mostraba mi imagen, pero con una sonrisa siniestra en la cara. Saqué las fuerzas para levantarme, arrebatar el espejo al hombre y correr escaleras arriba. Me perseguían muy de cerca y al llegar a la parte superior de las escaleras, lancé el espejo hacia abajo, provocando que este se rompiera en mil pedazos.

Una luz blanca salió del espejo, buscándome. Corrí de nuevo escaleras abajo, esta vez las contraria. Pero la luz siempre es más rápida, así que me alcanzó, provocando que mi mente se sumergiera en la oscuridad.

Desperté y pude ver a mi alrededor, pero no podía moverme. Solo podía ver a través de mi mente, estaba encerrada en su interior, y otro alma controlaba ahora mi cuerpo. Pude observar como mi cuerpo se acercaba a los hombres y se quejaba de que el cuerpo era demasiado débil.
Ahora entendía el idioma. Dijeron que este cuerpo era el que poseía el corazón más lleno de odio en comparación con los demás y que pronto buscarían un sustituto. Mis labios sonrieron.

Uno de los hombres dijo que aún no estaban seguros de que el control había sido un exito, que quizá fingía. Pero mi cabeza negó. Me propusieron una prueba... matar. De un lado de la habitación, salieron personas que jamás había visto. En mis manos se posó una motosierra, y, sin dudarlo, mi cuerpo empezó a mutilar a las personas una a una. Cuando acabó la matanza, mis dedos recorrieron el filo de la motosierra y se mojaron en la sangre, llevandose de nuevo los dedos a la boca y lamiendo la sangre.

Entonces, propusieron que matase a mis compañeros.

"No, eso no, por favor."

Mi cuerpo se acercó a la jaula, y cuando empezó a abrirla, toda mi furia se desató, haciendo que recuperara la posesión de mi cuerpo. Rápidamente les dije que salieran al exterior, que no tenía mucho tiempo. Agarré de la mano a la persona que amaba y dirigí a todos a la puerta y la abrí antes de que los hombres nos alcanzaran. Entre lágrimas, nuestras miradas se cruzaron. Todos salieron, menos la persona que agarraba mi mano. Le sonreí y le dije que todo iría bien, soltando su manos. Se dio la vuelta para salir, y antes de cerrar la puerta tras ella, se volteó rapidamente mostrándome en su mirada un gran desconcierto, seguido de el dañino entendimiento y un grito de dolor.

La puerta se cerró del todo y tras de mí los hombres me alcanzaron y me golpearon hasta sumergirme en la oscuridad total.

sábado, 24 de octubre de 2009

Final del sueño

Me desperté aturdida y examiné mi dormitorio. Había algunas cosas diferentes a las que ví la noche anterior. Mi bolso no estaba a la vista, donde solía estar, no veía mis pulseras, ni ese pequeño reloj en forma de corazón. Ni siquiera el libro que me estaba leyendo estaba ya sobre la mesita, y es prestado, así que tenía que devolverlo. Mi archivador estaba vacío, y algo en mi interior también lo estaba. Mi mirada se posó, escandalizada, sobre ese calendario que colgaba de mi pared, marcando el mes de junio. No podía haberse descolgado, porque si no hubiese caído. Me levanté y agarré mi móvil.

"21 de Junio"

Mi móvil marcaba un fecha diferente a la que debería tener. Miré los mensajes...pocos, demasiado pocos. Me faltaban demasiadas cosas. Algo en mi interior me dijo que me dirigiera hacía elexterior en busca de el mar. Fui hacia él, buscando algo que no llegaba a entender. Al llegar, observé extrañada la multitud... demasiada gente para un mes tan frío.

-¿Será verdad que estamos en junio?

Entre la multitud, encontré los rostros familiares que andaba buscando. Me acerqué y saludé a cada uno. Algo me parecía diferente, algunos se extrañaron al recibir los abrazos...como si no me conocieran. Entonces, todos sonrieron y miraron tras de mí. Me di la vuelta lentamente y te ví, con una sonrisa cuya muestra de alegría no alcanzaba tus ojos. Parecían tristes, vacíos... Lentamente, me acerqué a tí. Te pregunté si te pasaba algo y me negaste con la cabeza, con una sonrisa que no me llegué a creer.

Me ofreciste un largo abrazo, te lo devolví sin dudar. Acaricié tu rostro y besé tus labios suavemente... en un beso no correspondido y alarmado por parte tuya. Escuché algunas voces extrañadas a mi espalda, otras de burla. Miré tu rostro, y vi sorpresa en él, a la vez que rechazo y lástima. En tu mirada, comprendí que había acabado lo que nunca había empezado. Que nunca tuvimos aquellas tardes de verano, ni aquel amanecer, ni aquellos besos y caricias que nos hacían estremecer. Que todo fue un sueño de una noche, algo que nunca existió. Que ha sido un sueño que ha conseguido enamorarme, hacerme sonreir y alegrar cada segundo de mi existencia. Lágrimas recorrían mi rostro, al contemplar en tus ojos una negativa aplastante que me hace caer a la más profunda melancolía.

viernes, 23 de octubre de 2009

Manos ensangrentadas

Mi mano sostiene el cuchillo ensangrentado por la sangre de aquellas personas a las que quise...cuando aún seguían vivos.
También tiene la sangre de las personas a las que más odiaba, las que según mi mente, merecían morir.
Pero una parte de mí agoniza, sufre la pérdida de la gente que quería, y piensa que, por mucho odio que guarde mi corazón por las otras víctimas, tenían derecho a seguir con sus vidas...a ser posible no muy placentera.
Dentro de mi cuerpo se sigue rigiendo una lucha entre dos almas diferentes, odiar o amar, matar o dar vida, sufrir o disfrutar... el gran debate que sufre mi interior aumenta al ritmo en que corre la sangre. Pude sentir el cuchillo atravesar sus corazones, la sangre caer y alcanzar el puño del cuchillo, haciendo que llegase a mi mano y pudiera sentir el tacto cálido y espeso de la sangre. Ahora este cuchillo posee la sangre de todos y cada uno de ellos.
Pero mi mano lo suelta de golpe, en un gesto asqueado observo el rojo que tiñe ahora mis manos. Mi sombra se alarga a la vez que yo me alejo hacia alguna parte, donde poder ganar la batalla que tengo contra mi cordura.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cortijo Jurado

Recorro el camino iluminado por los rayos del Sol. Me veo rodeada de verdes árboles con reflejos de la luz. El camino acaba con un maravilloso puente de piedra con un río cristalino bajo él. A lo lejos visualizo un gran cortijo...

"Cortijo Jurado"

Un letrero me indica su nombre, pero no me hacía falta leerlo para saber el nombre de ese gran cortijo que tantas veces me ha llamado la atención. Me quedo quieta, contemplando su estructura.
Observo la entrada. La puerta está abierta y me invita a entrar al interior. Emprendo un camino para llegar a él, sin apartar la mirada un segundo. Antes de entrar, me aseguro de que no hay nadie alrededor o en el interior. Al ver que no hay nadie, me dispongo a entrar, pero al echar mi último vistazo a una ventana me doy cuenta de que algo se mueve. Vuelvo a dirigir mi mirada hacia la ventana y visualizo que hay pequeñas luces blancas en el interior de la estancia flotando. Me dañaban levemente la vista, pero no me impedía seguir mirándolas.

Poco a poco, las luces iban más rápido, y en ocasiones se juntaban dos para crear una más grande. Hasta que solo quedaba una enorme luz que empezaba a tomar la forma de la figura de una mujer. Emitía una luz propia...sobrenatural, tenía un vestido blanco, la piel pálida y con cabellos negros. Apenas ví su rostro, ya que me dí la vuelta para salir corriendo de aquel lugar. Solo pude ver como dirijía su cabeza hacia mí y me señalaba con el dedo, con una sonrisa siniestra.

martes, 20 de octubre de 2009

El interior del espejo

Me asomo de nuevo, ahora sonrie, me mira amenazante, la miro, mi cuerpo se sumerge en un mar de pánico. El reflejo vuelve a atraparme sin dejarme escapatoria. Sus ojos, tan diferentes a los mios... pícaros, fríos y con un brillo evidente de maldad. Su rostro me muestra la muerte, al cambiar repentinamente de como deberia estar. El frío me envuelve, estoy sola, asustada... Creo que mi puerta está cerrada, pero no puedo comprobaro porque no puedo moverme, ni gritar, ni llorar, ni desmayarme, ni pensar en otra cosa que no sea lo que mis ojos ven.

-Sumergete en el interior del espejo, dónde todo es lo contrario, dónde la maldad y la bondad cambian con respecto a tu mundo. Cámbiate por mí, ven a mi mundo, comete las maldades que tanto deseas hacer. Odia, maltrata, insulta y mata. Siente la soledad, el rechazo. Olvida lo que es amar, olvida todo lo que has amado, querido o apreciado.

Con esfuerzo, negué levemente con la cabeza. No deseo matar, ni saborear la amargura de la soledad o el rechazo... ni olvidar todo lo que amo. Quiero reir, jugar, ser feliz y hacer feliz, amar, disfrutar. No quiero entrar a un mundo frío y sin vida.

-En el fondo, deseas la desgracia ajena,¿me equivoco? ¡Vamos, ven!

-¡NO!

Mi negativa salió quebrada por culpa del pánico, no puedo bajar el nudo que se me ha vuelto a formar en la garganta. De nuevo, el miedo me encoge el corazón.

Ahora, mi reflejo me mira con odio. Una luz azulada sale del espejo, iluminando toda la habitación y dañando mis ojos. Me alcanza y toma posesión de mi cuerpo. Duele, hiela la sangre... Todo es oscuro, no puedo retomar el control de mi cuerpo. Ahora es posesión de alguien que va a causar daño a todo lo que amo.

El espejo refleja la imagen de mi habitación y de una persona parecida a mí... solo que esta posee dos almas, ambas muy diferentes. La lucha entre ellas acaba de empezar.

sábado, 17 de octubre de 2009

Alma enfadada

Casandra corría por el pequeño jardín oscuro. Hace ya un año que no iba a su patio trasero, y esta vez fue para visitar el lugar donde enterró a Derek. Ahora él la persigue, no en su mejor estado. Su alma enfadada vuelve para recuperar su cuerpo, y para llevarse a su amada con él. Él solo pedía su amor, su mano y comprartir su vida con ella para siempre. Ella pedía vivir tranquila, sola, sin nadie que la molestase.

Los árboles se interponen en el paso de Casandra, y ramas por el suelo hacen que ella dé pequeños tropezones sin llegar a caer. A lo lejos, un ser inhumano y sin vida corre cómo si aún la conservase, persiguiéndola sin rendirse. Las lágrimas recorren el rostro de Casandra, que desesperada grita para que alguien vaya a socorrerla... sin éxito, su casa está demasiado aislada. Siente como su respiración empieza a fallarle, y como su corazón le pide que pare para recuperar su ritmo normal. Ignora su cansancio y aumenta la velocidad. Una rama se interpone de nuevo en si camino, pero esta vez haciéndola caer. Rápidamente se levanta y mira hacia atrás para ver por dónde la sigue su perseguidor, pero no hay nadie.

Asustada, se levanta y se voltea para seguir corriendo en la dirección inicial. Pero al empezar a correr siente como una mano atraviesa su pecho y le arranca el corazón. Antes de que la oscuridad la envuelva, ve el rostro de Derek, con una sonrisa de satisfacción trás cumplir su venganza.

Peculiares aromas

Un perfume toca mi piel, su aroma peculiar consigue descontrolarte. Siento tu cuerpo, que se apodera de mí. Tus labios besan freneticamente los míos, se apoderan de mi cuello, buscando el lugar donde se encuentra ese aroma. Te siento, cálida y temblorosa. Tus manos me buscan, me acarician...

Respiraciones acompasadas, aumentando. La calma llega, seguida de un beso dulce, suave y largo.
Ojalá no termine nunca ese beso. Me hundo en tu aroma y tu calor, mientras descanso en tu hombro, cubierta por tus brazos, que me confortan y me hacen rozar el cielo.

viernes, 16 de octubre de 2009

Reencuentros

En el pequeño rellano con baldosas de mármol blanco y paredes de corcho anaranjado, espero sentada sobre las pequeñas escaleras mirando a través de la puerta de cristal. El día es lluvioso, pero mi esperanza sigue en pie, se que vendrás a verme y a darme un abrazo. Finalmente llegas, tu sonrisa no ha cambiado en nada, ni tu mirada, estas un poco más alta, y algo mas esbelta. Nos sumergimos en un abrazo, las lágrimas recorren nuestro rostro. Volamos en el interior del pequeño rellano, saltamos las escaleras, que se han vuelto laberínticas. Jugamos como crías, riendo como en los viejos tiempos.

-Te he echado de menos.

Giramos para siempre

Surcando el cielo celeste, volando a través de las nubes.
Tú a mi lado, girando juntas para siempre, en nuestra Isla flotante.

Amanecer

Con los ojos entrecerrados, puedo llegar a ver la luz entrar por la ventana. Siento tu figura detrás de mí, cálida, inmovil, dormida. Me quedo quieta para no interrumpir tus sueños, deseando que te haya servido tu remedio contra las pesadillas. O eso dices que soy. Siento como te revuelves, tu respiración cambia ligeramente suspirando, despertando. Sigo quieta, con los ojos cerrados saboreando este momento. Tus manos empiezan a recorrer mi piel, mi espalda. Tus labios me rozan suaves. Lentamente, me muevo para encontrar tu mirada y tu sonrisa, ambas adormecidas. Beso tus labios, en un beso lento, con el dulce sabor especial de la mañana. El beso cesa, nos miramos sonriendo. Nunca había sentido algo tan especial, el mejor anochecer. El mejor amanecer. Ambos a tu lado, mi mayor tesoro.

-Buenos días, mi amor.

miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Olvidar?

El pasado nos acecha, nunca podremos dejarlo atrás. Nos persigue, nos tortura, influyendo al presente y quizá al futuro. Duelen los recuerdos de las cosas que podrían haber sido y no fueron, de la gente que pensaste que te quería y resultó lo contrario, las sonrisas falsas...
Y aunque no lo creas, sospecho de que sigues buscando tu pasado, e intentas rectificar los errores que cometiste, buscas el perdón y limpiar tu sucia conciencia.
O tal vez me equivoco, solo es curiosidad, recuerda que esta mató al gato, y volverá a hacerlo otra vez. Tu mente es demasiado fría, tu corazón es oscuro, negro y vacío. Pero acabarás en una profunda soledad y tristeza. A la gente como tú no la quieren, la desprecian, la odian y la apartan. Puedes reírte de las cosas que te parecen patéticas o del daño que una vez hiciste, tal vez el placer de hacer daño a los demás te ciega, o quizá lo hiciste inconscientemente, cosa que realmente dudo. Venga, adelante, ríete, sin miedo. Puedes reir, llorar, rectificar o aprender, puedes seguir tú vida como si nada hubiese pasado, puedes criticar, mentir, odiar. Pero recuerda que el pasado siempre quedará, que recibirás lo mismo que diste, que tal vez obtengas el perdón de las personas. Pero nunca, jamás, podrás olvidar...

En mi ventana

En la oscuridad de mi habitación, despierto aturdida después de un sueño extraño. Me muevo para acomodarme de nuevo y dormir. Pero mientras busco la comodidad, escucho un ruido provenir de la ventana. Me asusto e intento ignorarlo, pero el sonido no cesa. Decido levantarme y comprobar que causa el ruido. Lentamente me dirijo hacia la ventana, cubierta por unas cortinas de fina seda roja. Aparto las cortinas y te encuentro, regalandome una sonrisa y reflejando ternura en tus ojos. Sorprendida, abro la ventana y desciendes al interior de la habitación. Muevo los labios para empezar a hablar, pero tus labios cubren rapidamente los míos antes de poder pronunciar palabra alguna, y nos sumimos en un beso lento y dulce. Me guías hacia la cama y, sin parar de besarnos, nos echamos sobre ella. Continuamos con nuestro beso y nuestras tiernas caricias, hasta que me hundo en la calidez de tus labios. Me arrimas contra tí, y me cubres con tus brzos, haciéndome caer de nuevo en el mundo de los sueños, y gracias a tí, encontraré la entrada a Metáfora.

lunes, 12 de octubre de 2009

Luces de la noche

Mi mente se aleja de nuevo, a los lugares que logra imaginar.La oscuridad de la calle me traga, solo la luz de la Luna me sirve cómo guía. En los estrechos callejones iluminados por una nítida luz, contemplo a los gatos negros escurrirse por ese callejón, y a los perros aullar a la Luna. Aullidos que anuncian la muerte, que me hacen estremecer de miedo y me incitan para salir de ahí. Sigo recorriendo las calles oscuras, buscando algún indicio de luz, a parte de la que me ofrece la Luna, como siempre, acogiendome. La noche hace que estas calles sean hermosas, convenciendome de que este es mi lugar, de que no debo hallar la luz, de que tengo que quedarme aquí para siempre, contemplando la belleza de este lugar. No hay nadie a mi alrededor, estoy sola, pero no tengo miedo. De pronto, las calles empiezan a iluminarse con correlativas luces en los tejados de las casas. Pequeñas luces amarillentas, formandome un camino para recorrer. Sigo el rastro de luz que, a cada paso que doy, emprende un nuevo camino. Las luces me conducen a una pequeña plaza, decorada solo con más luces como las anteriores. Una plaza llena de árboles y jardines hermosos. En medio de ella, hay una gran fuente de piedra. Me acerco a esta, y contemplo mi reflejo en el agua tranquila, que me refleja a mí, y a todo lo que me rodea.

-¿Estás aquí, o te estás dando un paseo por las nubes?

Una voz cálida y divertida, hace que mi mente regrese al mundo real. Sonrío. De nuevo, me han descubierto soñando despierta.

"Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche."

E.A.P

domingo, 11 de octubre de 2009

Un beso

Sumergiendome en un mundo lleno de sensaciones. Tu beso me hace estremecer, alcanzar el paraiso. Cálido, me envuelve y me acoge, intentando olvidar el frío, y derretirme con su calor. Dulce, distintos sabores en cada beso, cada uno más dulce que el anterior. Tierno, tus labios, me regalan ternura y su suavidad me relaja. Me derrito con el sabor que me ofrece la ternura de tus labios, suaves, frágiles, inagotables...
Lentos, frenéticos, largos, cortos, de distintos tipos, cada uno reflejando y causando miles de sensaciones que no se pueden describir con palabras, aunque todos me afirmen el hecho indiscutible de que te amo con todo mi ser.

sábado, 10 de octubre de 2009

Pequeña isla


En busca de aventuras, encontré una pequeña isla en medio del mar. Recorrí pequeños tramos de piedras, a un paso torpe, pero no me impidió seguir adelante. Un pequeño salto más, y por fín estaba en ella. La exploré, no habia nada, el suelo era piedra seca, con algún que otro rastro de hierba mugrienta...
Seguí caminando cuidadosamente, cuando me encuentré de bruces con un enorme molino de viento, roto. Me entristecí y salí de nuevo en busca de alguien que me ayudase a restaurar esa pequeña isla y a darle vida.
Me encontré a un ángel, el más hermoso de ellos, que en seguida me siguió, aunque siempre él hubiese sido mi guía. Cuando llegamos a la isla, empezamos a recorrerla de nuevo. Todo continuaba igual, triste, solitario y sin vida. Entonces, la marea empiezó a subir, el mar era gris y agitado. Las olas estaban por todas partes, obligandonos al ángel y a mí acercarnos al centro de la isla, huyendo del agua. Nos abrazamos, me levantó del suelo, quedandose él solo en medio de todo y a la vez de nada...
Todo parecía perdido, y cuando empezamos a perder la esperanza, la isla empezó a emerger de las aguas, subió, y siguió subiendo, hasta que alcanzamos el cielo. La isla estaba flotando, en el cielo, un cielo azul y puro. El ángel me soltó, y ambos contemplamos, como crecía hierba del suelo de la isla, cómo se llenaba de los hermosos colores y aromas de las flores... y cómo el molino de viento, comenzaba a mover sus aspas, que ya no eran viejas, si no eran hermosas y relucientes...
Nos miramos, y ambos supimos en seguida lo que habiamos descubierto. Un torrente de felicidad nos invadió, sonreímos y los dos, susurramos al mismo tiempo...
-Al fín encontramos nuestra Isla flotante.

viernes, 9 de octubre de 2009

Espejo burlón

Desafiando de nuevo al reflejo del espejo, esta vez acompañada.Me adentro en la habitación junto a un ángel que me proteje y me susurra al oido que todo irá bien. La oscuridad nos traga, y el espejo cada vez está más cerca de nosotros. Tomo aire, la mirada del ángel es interrogante y protectora.

-¿Estás segura que quieres hacerlo?

Asiento vagamente, no muy segura de mi propia decisión. El ángel me atrae al espejo, colocándome justo delante de él. El miedo empieza a apoderarse de mí lentamente. Mi cuerpo se tensa, y en la oscuridad, contemplo mi mirada aterrada. El ángel acaricia mi rostro.

-No hay nada, todo va bien. Es un espejo normal y corriente, no debes tenerle miedo.

Observo el rostro del ángel, aún mostrándome una mirada tierna y una sonrisa tranquilizadora, sé que está alerta en caso de no poder aguantar más. Sigo contemplando un rato más. Nada cambia, todo es normal... Sé que no puedo aguantar mucho más tiempo. El ángel me pregunta si quiere que lo dejemos por ahora. Asiento de nuevo, con la poca energía que me queda. Me agarra de las manos, y me conduce al exterior del espejo. El ángel está fuera de la visión de espejo... ¿Por qué no ha pasado nada?...

Antes de salir del campo de visión del espejo, observo de nuevo mi reflejo, que no tarda en cambiar para sonreirme sombríamente y despedirme con una mano...

Maldito espejo burlón...

jueves, 8 de octubre de 2009

Su última mirada

Con el corazón rebosante de felicidad, Derek se presentó en casa de Casandra para deleitarse con su presencia. No importa las veces que ella le rechace, o todas las veces que le hizo daño. Él sueña con ella, se desvive por enamorarla, es amor... dulce a la vez que amargo, hermoso a la par que doloroso...solo que a él le ha tocado experimentar solo la parte mala de este sentimiento.
Casandra abre la puerta, un rasgo de sorpresa recorre fugazmente su rostro, volviéndose repentinamente frío y distante. La puerta se cierra de golpe. Derek siguió insistiendo... no es la primera vez, ni la segunda o tercera... a decir verdad ha perdido la cuenta de las veces que lo ha intentado. Finalmente, se dio por vencido. Cuando se estaba dando la vuelta, la puerta se abrió tras él, y contempló la hermosa figura de Casandra... en cuya expresión se veía dibujada una sonrisa. Sus labios hicieron una mueca, y de ellos salió una palabra.

-Adelante.

Inmediatamente, Derek hizo caso y se adentró en aquella casa, rebosante de felicidad. Casandra le sirvió un poco de café. Estaban sentados a ambos extremos de una enorme mesa. Los silencios eran incomodos, Derek solo se movió para dar un gran sorbo a su café. En el rostro de Casandra, apareció una sonrisa fugaz.

-Dejame vivir...- le suplicó Casandra a Derek.

-Si no vives junto a mí, no vivirás junto a nadie. -añadió Derek fríamente.

Derek se levantó bruscamente, agarró un cuchillo y corrió hacia Casandra. Ella se levantó bruscamente de la silla y retrocedió. Entonces, Derek cayó al suelo. Quemaba. Su garganta ardía, no aguantaba el dolor...¿el café? Lágrimas se escapaban de sus ojos, y dirigió su última mirada a la mujer que siempre amó...

-Tuve que acabar con tu vida, para poder vivir la mía...

"Si amas a alguien dejalo libre, si regresa entierrale varios cuchillos de veinte centímetros...si regresa otra vez... entonces ¡corre! ¡solo corre!"

E.A.P

miércoles, 7 de octubre de 2009

El reflejo del espejo

La noche cae, de nuevo muere otro día. Me encierro en mi habitación, agarro un libro y lo abro. Empiezo a leer. La habitación está iluminada por una pequeña lámpara de mesa, con una luz intensa. Cerca de mi escritorio, se encuentra un gran espejo. Sigo sumergida en el mundo que redacta mi libro. La luz comienza a fallar y contemplo, asustada, como de repente me quedo a oscuras en mi habitación. Intento buscar algo que emita luz, y en el camino que recorro para buscarlo, me topo de bruces con el imponente espejo. Emite luz propia, puedo verme reflejada en el perfectamente. Observo mi mirada asustada, mi rostro descompuesto por el miedo... me quedo muy quieta, no puedo moverme. De repente, la imagen que veo empieza a distorsionarse, a cambiar por sí sola. Mi cara se ve deforme, inhumana. Sigo observando como vuelve a la normalidad. Pienso que todo ha acabado, y que pronto volvería la luz de nuevo, pero mi reflejo empieza de nuevo. En esta ocasión, sonríe, y me mira divertida. El pánico me invade, siento como si me sostenieran y me impidieran moverme, o incluso respirar. La chica del espejo, mueve sus brazos libremente, se toca el rostro y se lleva las manos a los ojos... arrancandolos de sus cuencas. Me muestra, sonriendo sombríamente, como sostiene los ojos en sus manos. Quiero gritar, correr, ¡pero no puedo moverme! No puedo hacer nada, me siento impotente, aterrada. Siento el pánico recorrer todo mi cuerpo. Deseo caer desmayada y despertar pensando que todo ha sido una maldita pesadilla. Mi reflejo sigue sonriendo, arroja los ojos hacia otro lado, y extiende sus brazos hacia el espejo. Sus brazos salen de él, y finalmente, siento como sus manos ensangrentadas, me agarran fuertemente del cuello, arrastrandome con ella al interior del espejo.

martes, 6 de octubre de 2009

Olvidando todo lo que nos rodea...

Risas en la noche, la luna sobre todos nosotros nos observa, reluciente. Te sonrío y me interrogas con la mirada. Nuestros cuerpos se tienden sobre la fresca manta de hierba verde. Siento el sabor de tus labios en los mios, dulces, cálidos... su ternura me hace alcanzar el paraiso. Nuestras respiraciones van al unísono, cada vez más acelerdas. Siento tus manos en mi cintura, acercandome más a ti. Deseo estar lo más cerca posible de tí, sentir tu piel contra la mía, derretirme en un beso que no acabe jamás. Pequeños movimientos hacen que tu respiración aumente aún más y se escapen leves gemidos entre tus labios. Recordando de golpe la situación, sonreimos y nos besamos lentamente. Nos miramos, y ambas entendemos el significado de nuestras miradas... arde dentro de nosotras, se hace más intenso... nada puede extinguir una llama tan intensa...el deseo.
Partimos a casa, mientras siguen resonando en mi mente las palabras que, misteriosamente, logras escuchar sin necesidad de pronunciarlas en alto, resuenan cada instante que pasa, a cada segundo, y jamás me cansaré de repetir una y otra vez impregnandolas de dulzura y sinceridad... te amo.

lunes, 5 de octubre de 2009

El camino hacia la Luna

La Luna me mira desde el cielo, la contemplo admirando su hermosura. Una noche turbia, ella permance detrás de las nubes invisibles. Te busco para poder encontrarte completa y bella.
Luna de plata, en la noche apareces, blanca y deslumbrante. Me pierdo en tu belleza, no deseo apartar mis ojos de ti, me hipnotizas y me envuelves con tu resplandor. Sigo tu camino, guíame hacia tí y dejame encontrarte. Camino por la orilla, te visualizo en el mar, mientras te bañas desnuda, con un vestido hecho de espuma. Me dirijo despacio hacia el mar, intentando alcanzarte. Me acerco, te miro y sonrio, me acoges en tu regazo, por fín te encontré, me hundo en tu hombro y escucho tus palabras susurando en mi oido:

-Te he estado esperando.

Todo perdido

Lágrimas caen de mis ojos, al sentir como muere una gran parte de mi ser. No deseo más que cerrar los ojos y no volver a abrirlos jamás, reunirme con aquella a la que amé mientras aún vivía y sigo amando con cada fibra de mí ser. Esperando una llamada que nunca llegará. Lamentando la pérdida de sus besos, sus caricias, su mirada tierna y protectora… Esa noche lo perdí todo, mi hogar y mi vida. Contemplando como derrumban brutalmente aquel lugar donde me crié, escombros en la claridad del día. Buscando un lugar donde poder empezar de nuevo, pero no tengo ánimos de seguir. Quiero caer al suelo, encogida, mientras la pena me envuelve, amarga, mortal… agotar las lágrimas que me quedan, y no sentir nada nunca más.