domingo, 31 de enero de 2010

Solo tú y yo

En ese instante, solo quería sentir el roce de tus labios, tu cuerpo lo más cerca del mío y nuestras respiraciones acompasadas. En ese momento erámos tú y yo, no importaba nada ni nadie más. Ni los problemas, ni toda la mala suerte que tuvimos durante por lo menos una semana. Ahora todo estaba bien. Juntas contemplándonos mutuamente. Tu piel, tan frágil, tan perfecta, encanjando perfectamente con mi cuerpo. Como un puzzle de dos piezas, siendo ambas piezas del mismo valor y si no están unidas, el puzzle no está completo. Sintiéndo tus brazos alrededor mía, protegiéndome. Solo contigo me siento segura.

Sin nosotras saberlo, la Luna y las estrellas velaban por nosotras, cuídandonos para que ese momento fuese solo nuestro y fuese perfecto. Hundiéndome en tus ojos, mostrándome dulzura y felicidad. Contigo, mi ángel. Porque un día, una estrella se enamoró de un ángel, y poco a poco, ese ángel también se enamoró de ella.

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