lunes, 12 de julio de 2010

Persecución

Un susurro intranquilo distorsiona la paz de la noche.
Cansada de correr, mi cuerpo entumecido por el frío y el aullido de los lobos en la lejana cercanía.
Ya son muchas almas las que el cielo nos ha robado, y ahora quiere llevarme a mi. He sido despojada de esperanzas, ahora sé que no habrá amanecer.
Una expedición sin retorno, una aventura que se convirtió en masacre. Aún recuerdo el flujo de la sangre correr, tiñendo de rojo la nieve. Aunque esté herida y sola, no seré carne de alimaña.
Pero perfectamente sé, que solo un mal paso, un descanso desesperado o una chispa de salvación, puede lograr convertirme en una presa más.

Solo mis pies siento, y en un momento, la fría nieve cae sobre mi rostro. O yo he caído sobre ella, y con esto, también caen mis ojos. Tan solo me queda imaginar la cálida luz del Sol bañando mi rostro con un nuevo día. Pisadas interrumpen mis cavilaciones. Gruñidos feroces de nuevo interrumpen la paz de esta noche.

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