jueves, 25 de febrero de 2010

¡Dejad mis alas, joder!

Dejad mis alas, ¿no veis lo majestuosas que son? Cada pluma es perfecta y me ha costado mucho crearlas. Sé que no son muchas, pero a estas alturas, ¡no me las quiteis! ¿no os dáis cuenta que por cada pluma arrancada derramo una lágrima de sangre? Que cada llamada cuando estoy fuera, cada vez que te introduces en mi habitación sin ni siquiera haber dado un mísero golpe antes de abrir, que cada vez que interrumpes mi sueño, me gritas y golpeas la pared para que no vuelva a dormir y cuando quiero intimidad entras chillando y castigándome por "desobedecer", causa que alguna de mis plumas se caigan y de nuevo retoceda para conseguirlas otra vez.

No toquéis mis pequeñas alas, que cada vez se hacen menores por vuestra culpa, sin haber hecho nada. Marchaos, dejadme en paz, ya puedo valerme por mí misma, y si no puedo ya lo conseguiré. Dejadme tropezar, caer y destrozarme, pues quiero aprender a levantarme y curarme sin necesidad de ayuda. Aunque nunca estuvísteis ahí cuando tan mal me encontraba. No os pedí ayuda, pero es porque no la quería. Fueron mis problemas y yo sola los solucioné, sin consuelo de nadie, totalmente sola durante tantos meses. Y cambié, reaccioné y mejoré mi vida. Te quejas de que no te cuento nada, pero no quiero que me conozcas ni tener que hacerte casi un informe escrito cada vez que voy a pisar la calle. Te preguntas por qué te miento, pero no puedo hacer otra cosa ya que me privas de muchas cosas que estoy deseando hacer. ¡Quiero volar! Así que alejaos de mis alas, no respireis tan cerca de ellas, me ha costado mucho trabajarlas y no quiero que fastidieis el trabajo de una vida.

¡NO TOQUÉIS MIS ALAS!

1 comentario:

  1. A veces hay que modisquear la mano de quien nos da de comer si esa mano te priva de volar.

    ResponderEliminar