viernes, 13 de agosto de 2010

Diosa

En una fachada baja, su cuerpo reposaría,
como una rosa blanca dejada por sí misma.
Y sus labios ardiendo, con los míos se juntarían;
navegar por el cielo, unir así nuestras vidas.

A mis ojos soñadores, la más hermosa diosa,
recostada en brazos mortales, caricias humildes,
temblores discretos y miradas no recelosas.

Sin suficiente cercanía, mi alma salir desea
de su prisión de piel y hueso, para acudir a la tuya.

"Mi diosa morena, es amarga la tranquila espera,
tan solo como recompensa rozar tu blanca piel
y en tu frente pálida flotar, sin rumbo, eterna."

Un frescor inesperado alivia nuestro calor.
Nuestro calor ahora apagado, por el grito de mi diosa,
acostada sobre mi pecho, con los párpados bajos;
y palabras de una mortal enamorada, sin ser prosa
rompen el silencio y arrancan su sonrisa, su amor.

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