sábado, 10 de octubre de 2009

Pequeña isla


En busca de aventuras, encontré una pequeña isla en medio del mar. Recorrí pequeños tramos de piedras, a un paso torpe, pero no me impidió seguir adelante. Un pequeño salto más, y por fín estaba en ella. La exploré, no habia nada, el suelo era piedra seca, con algún que otro rastro de hierba mugrienta...
Seguí caminando cuidadosamente, cuando me encuentré de bruces con un enorme molino de viento, roto. Me entristecí y salí de nuevo en busca de alguien que me ayudase a restaurar esa pequeña isla y a darle vida.
Me encontré a un ángel, el más hermoso de ellos, que en seguida me siguió, aunque siempre él hubiese sido mi guía. Cuando llegamos a la isla, empezamos a recorrerla de nuevo. Todo continuaba igual, triste, solitario y sin vida. Entonces, la marea empiezó a subir, el mar era gris y agitado. Las olas estaban por todas partes, obligandonos al ángel y a mí acercarnos al centro de la isla, huyendo del agua. Nos abrazamos, me levantó del suelo, quedandose él solo en medio de todo y a la vez de nada...
Todo parecía perdido, y cuando empezamos a perder la esperanza, la isla empezó a emerger de las aguas, subió, y siguió subiendo, hasta que alcanzamos el cielo. La isla estaba flotando, en el cielo, un cielo azul y puro. El ángel me soltó, y ambos contemplamos, como crecía hierba del suelo de la isla, cómo se llenaba de los hermosos colores y aromas de las flores... y cómo el molino de viento, comenzaba a mover sus aspas, que ya no eran viejas, si no eran hermosas y relucientes...
Nos miramos, y ambos supimos en seguida lo que habiamos descubierto. Un torrente de felicidad nos invadió, sonreímos y los dos, susurramos al mismo tiempo...
-Al fín encontramos nuestra Isla flotante.

1 comentario:

  1. Creando un universo en cada caricia, en cada beso. No hay nada mejor que volar, volar bien alto, y alcanzar un sueño.

    Una isla flotante desde la que ver el mundo y acariciar las nubes

    ResponderEliminar